lunes, 30 de septiembre de 2013

Un incendio en la puerta del instituto

Daniel Ivars Saiz
El día 27 de septiembre, al comienzo del primer recreo, sobre las 10:10, vimos desde la ventana que una gran cantidad de alumnos del Ría del Carmen salían corriendo hacia la puerta. ¿La razón? Uno de los contenedores estaba ardiendo. Las llamas alcanzaron una altura aproximada de 3 metros. Por suerte los bomberos no tardaron mucho en apagar el incendio con lo que no se causaron daños a los coches ni a los otros contenedores. Tampoco hubo daños para los alumnos del "Valle de Camargo", que tienen libertad para salir durante los recreos y que estaban muy cerca cuando todo ocurrió. 
Por el momento, no conocemos ni el nombre del autor ni las verdaderas causas del incidente, pero hay razones para pensar que el fuego ha sido intencionado, pues un cubo de ese tamaño necesita mucho más que un cigarro mal apagado para provocar un incendio de ese nivel con tanta rapidez. 
Hoy lunes, cuando ya está todo apagado me asaltan algunas preguntas: Primero: ¿Qué impulsó al supuesto autor, en el caso de que lo hubiera, a hacer semejante gamberrada? Segundo: ¿Tuvo algo que ver el horario? ¿Por qué se produjo justo en el momento en el que los alumnos del Valle y del Ría coincidíamos en el recreo? 
Sea quién sea el autor y sus razones, lo único que para mi debe quedar claro es que no se pueden admitir actos como éste.

De qué se mancha el color verde de la huelga

Carlos Rodríguez Mayo
En el telediario de ayer domingo, asistimos a una manifestación verde en Baleares que mancha los rasgos de la movilización de la enseñanza pública contra los recortes del gobierno porque mezcla en la ensalada de sus reivindicaciones la protección de los intereses de la mesocracia local catalanista en los centros de enseñanza de las islas. Según los convocantes de la huelga indefinida lo que se pretende es cambiar el decreto del “trilingüismo” del gobierno autónomo popular, lo que en otras palabras quiere decir que se intenta conservar el estatus actual, conseguido a través de las prebendas obtenidas durante los gobiernos de la izquierda a costa del derecho al uso de la lengua castellana como lengua vehicular en sus territorios, y oponerse también a la fórmula de promoción del uso del inglés, argumentando que el profesorado no está preparado para impartir clases en la lengua anglosajona o que para los alumnos es muy difícil aprender en un idioma que no dominan, es decir, abundando en los mismos argumentos que durante años he expresado yo en este blog sin recibir nunca su apoyo.
Bienvenido sea, por lo tanto, el giro de la izquierda y de los sindicatos para situarse ahora en contra de un bilingüismo que hasta ayer apoyaban por obra u omisión, aunque espero también que su crítica sea más visceral y consecuente cuando el bilingüismo-trilingüismo discrimine a los alumnos (cosa que no sucede en el trilingüismo insular, que es para todos, y sí en nuestro mal bilingüismo peninsular, contra el que sigo argumentando, que es optativo).
Para terminar quisiera dejar claro que, en adelante, el color verde contra los recortes es también el de los catalanistas y demás nacionalistas que siguen aplicando, con el respaldo de los sindicatos de izquierda y con un enorme fondo de huelga de más de 100.000 euros, la fórmula insolidaria de que “lo mío es mío (mi plaza en catalán) y lo de los demás (en castellano) a medias”.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Por un apoyo al aprendizaje de lenguas extranjeras que no discrimine

Carlos Rodríguez Mayo
¿Existe una posible enseñanza de calidad de inglés o francés que no discrimine? Claro, evidentemente. Si lo que se quiere es enseñar estas lenguas, lo mejor es utilizar profesores de inglés o de francés (no profesores de geografía o de matemáticas). 
Son los profesores de inglés y de francés los que han demostrado su mérito y capacidad con la titulación especializada para enseñar su materia o con sus difíciles oposiciones. Por lo tanto, si se quiere mejorar el conocimiento de los españolitos en idioma extranjero, la directa es aumentar el horario de inglés y de francés, bien con carácter obligatorio o bien con carácter optativo. El asunto es así de sencillo. No hacen falta grandes líos organizativos, no hace falta estropear el aprendizaje de asignaturas que se imparten en otro idioma. Sólo hace falta utilizar ese sentido común que, según dice el proverbio, es el menos común de los sentidos.

El bilingüismo que discrimina a los profesores

Carlos Rodríguez Mayo
Si ayer hablaba del bilingüismo que discrimina a los alumnos, hoy quiero hablar del bilingüismo que discrimina a los profesores.
Según mi punto de vista son tres razones distintas las que establecen esta discriminación:
La primera es la reducción de una o dos horas semanales que reciben los profesores bilingües, partiendo de la discutible premisa que justifica que estos necesitan más tiempo para la preparación de sus clases.
La segunda, que es la más importante a mi modo de ver, es la que se deduce de la discriminación previa de los alumnos y consiste en que los profesores bilingües dan clase a los alumnos más competentes.
La tercera es que, para favorecer su política, los altos cargos de la administración del PSOE de Cantabria, en el transcurso de los últimos meses en que mandaron en la región, dieron un perfil bilingüe (en inglés, francés e, incluso, italiano o alemán) a algunas plazas ya existentes, de manera que, cuando salieron al concurso de traslados, se redujeron sustancialmente los derechos de movilidad de los distintos cuerpos docentes.

domingo, 15 de septiembre de 2013

El bilingüismo que discrimina a los alumnos

Carlos Rodríguez Mayo
En mi anterior artículo, del mes de Junio, hablaba de la dinámica discriminatoria que pone en marcha nuestro mal bilingüismo y de la actuación de cada uno de sus agentes. Si hubiera que ser más explícito al respecto, diría lo siguiente:
Por un lado, los alumnos bilingües se sienten valorados y mejores por estar en estos grupos. Su entrada en ellos es un timbre de gloria, pues no hay plazas para todos. Por eso algunos centros hacen exámenes para acceder a las plazas bilingües, y por eso muchos de los alumnos no bilingües se sienten marginados en unos grupos que se definen esencialmente por ser peores en comportamiento y por padecer de un índice de fracaso mucho más elevado. Por otro lado, los padres actúan en el mismo sentido. Los de los bilingües suelen estar más satisfechos, pues los alumnos sacan mejores resultados, mientras los problemas, que se concentran entre los no bilingües, dan lugar a un mayor descontento entre los padres de éstos. Por su parte, los equipos directivos y los profesores utilizan el bilingüismo como medio para obtener más y mejores alumnos en una época de vacas flacas, aprovechando la propaganda de los dos partidos mayoritarios (PP y PSOE).
En toda esta dinámica, se asume como principio el que el bilingüismo es algo difícil, algo para lo que hay que estar preparado, algo que no está al alcance de todos, como si saber inglés o francés fuera más difícil que saber matemáticas o historia o como si, además, de aquellos necesitasen más los más competentes y de éstas -que son justo las que se explican en inglés en nuestro centro y con libros más delgados- mucho menos. El dominio de los idiomas, sin embargo, es un conocimiento tan útil para un médico como para un albañil o un cerrajero, porque saber otro idioma es algo que sirve a todos y que no tiene sentido limitar, y menos con pruebas que discriminan según la capacidad, como se hace en muchos centros.
Frente a este bilingüismo discriminatorio, los partidos y las distintas fuerzas sociales, como los sindicatos, deberían haber protestado, pero han preferido callarse. Los marxistas, esos que entienden que el motor de la historia es la lucha de dos clases enfrentadas, no han querido ver la dualidad que separa ya en la ESO a los niños, según su capacidad, a causa de nuestro mal bilingüismo. Los liberales, esos que atacan los privilegios y defienden el principio de igualdad, tampoco ven aquí discriminación... Pues bien, a mi modo de ver, la discriminación es innegable. Basta contemplar la % de aprobados o entrar sucesivamente en los dos tipos de aula para verlo. Si añadiésemos estadísticas de problemas familiares (% de padres separados, por ejemplo), de inmigrantes, de cualificación profesional de los padres, todas redundarían en ello. Sin embargo, los estudios no se hacen, no interesa, y la discriminación se mantiene o crece, a medida que nuestro mal bilingüismo se extiende por la mayor parte de los institutos de España. Su proliferación es una auténtica vergüenza para este país, primero porque no hay datos que demuestren que los centros bilingües hayan mejorado sus resultados en inglés (en nuestro caso, en selectividad, como se puede ver en este blog, ha resultado exactamente lo contrario) y segundo, porque es tan claro su sentido discriminatorio que su éxito demuestra la relatividad de los principios morales y políticos de nuestra democracia.