Carlos Rodríguez Mayo
Hoy me han enseñado el examen de Geografía de España de la prueba de septiembre de selectividad. En él hay un ejercicio, que aparece en uno de los dos exámenes optativos, que me ha parecido equivocado en un doble sentido. El ejercicio se compone de dos diagramas ombrotérmicos, que es la forma correcta de referirse a lo que se suele llamar climogramas, de dos ciudades españolas: Albacete y La Coruña, que el alumno tenía que comentar. Pues bien, ambos gráficos incluyen dos ejes verticales (o dos ejes de ordenadas) para representar respectivamente las cantidades de precipitaciones medias mensuales y las de las temperaturas medias mensuales, en los que no se guarda la relación de dos a uno, que permite en un vistazo establecer el nº de meses secos, según Gaussen, como se aconseja en las reuniones de coordinación, con lo que se lleva al alumno al error. Esto no sería muy grave si, además, no se introdujera debajo una relación de temperaturas medias absolutamente imposible. El efecto de este error es demoledor porque éstas temperaturas medias provocan un auténtico cortocircuito en la mente de los profesores y alumnos que se han detenido a leerlas y citarlas.
Hoy me han enseñado el examen de Geografía de España de la prueba de septiembre de selectividad. En él hay un ejercicio, que aparece en uno de los dos exámenes optativos, que me ha parecido equivocado en un doble sentido. El ejercicio se compone de dos diagramas ombrotérmicos, que es la forma correcta de referirse a lo que se suele llamar climogramas, de dos ciudades españolas: Albacete y La Coruña, que el alumno tenía que comentar. Pues bien, ambos gráficos incluyen dos ejes verticales (o dos ejes de ordenadas) para representar respectivamente las cantidades de precipitaciones medias mensuales y las de las temperaturas medias mensuales, en los que no se guarda la relación de dos a uno, que permite en un vistazo establecer el nº de meses secos, según Gaussen, como se aconseja en las reuniones de coordinación, con lo que se lleva al alumno al error. Esto no sería muy grave si, además, no se introdujera debajo una relación de temperaturas medias absolutamente imposible. El efecto de este error es demoledor porque éstas temperaturas medias provocan un auténtico cortocircuito en la mente de los profesores y alumnos que se han detenido a leerlas y citarlas.
Los últimos años han sido especialmente abundantes los errores en distintos ejercicios de la prueba de selectividad de distintas asignaturas, y algunos han saltado incluso a la prensa, no tanto por el error en sí mismo como por la movilización de alumnos y profesores para intentar conseguir una solución conveniente a la evaluación de los ejercicios. La experiencia acumulada al respecto, sin embargo, es muy insatisfactoria. Lo normal es que se atiendan las reclamaciones de los alumnos que las formulan, en vez de anular la pregunta "equivocada" para todos ellos. Esto es para mi radicalmente injusto. Por eso me tomo la libertad de denunciar estos errores. Aunque es muy cierto que el que tiene boca se equivoca (y yo el primero, por desgracia), también es deseable que nunca paguen justos por pecadores. Eso es justamente lo que hasta ahora ha sucedido con los errores de los coordinadores en los exámenes de selectividad. Espero que no se repita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario