Petrificada. Así me quedé cuando cierto día me dormí, llegué tarde al instituto y vi aquel panorama. Llegué cansada, roja y preocupada porque la clase era muy importante. Entré por la portilla, pasé al hall del instituto y allí vi a la jefa de estudios y a un profesor que echaban una charla a un grupo de alumnos sobre las entradas y salidas del centro. La cara de perplejidad de los alumnos era semejante a la mía. Nos mandaron a la 302, un aula muy distinta a la que me tocaba. Estábamos donde no debíamos y haciendo lo que no debíamos, en vez de asistir a la clase de cada uno. Y todo esto por llegar cinco minutos tarde, algunos menos. Exacto, es lo que os estáis imaginando, estábamos en la clase de los retrasados, perdón, de los retrasos.
Pudiendo estar en clase, aprendiendo, estábamos en el aula de los retrasos para perder una hora a lo bobo. Muchos diréis "os lo merecéis por llegar tarde", y seguro que tenéis razón. Alguna sanción deberíamos tener, pero para eso ya está el profesor que apunta tu retraso a la entrada en clase. Y es precisamente él quien tiene que intervenir en asuntos de este tipo ya que es la persona que te evalúa y te conoce, y no la dirección del instituto.
La finalidad de estas líneas no es montar un alboroto ni que se revolucionen los alumnos. Se trata, más bien, de hacer ver a las mentes pensantes que dirigen el instituto que no es de recibo el que nos metan en un aula por llegar tarde. Esto, amigos míos, es privar al alumno que se retrasa del derecho de asistir a la primera hora de clase, y según creo, esto forma parte del derecho a la educación que todos tenemos.
Ah, por cierto, estando en aquella clase nos tomaron los nombres apellidos y curso para que el asunto no constara como falta, sino como retraso, y yo me pregunto: ¿Si sólo es un retraso cómo es que faltamos a una clase entera? ¿Por qué nos privan de una hora de clase y para colmo creen que lo están haciendo bien? ¿Han preguntado acaso a los profesores sobre si quieren o no introducir este cambio en sus clases o cómo siempre ellos son los últimos en enterarse? ¿Deberían quizás haber convocado una reunión en el Consejo Escolar, someterla a votación y avisarnos antes de los cambios que se iban a producir?
Qué raro es encontrar a veces artículos que despierten la atención del lector y hablen con frescura y desparpajo, más aún cuando es un artículo sujeto a la supervisión de (en este caso) profesores que puedan coartar la libertad "de prensa" (por decirlo así).
ResponderEliminarPero ¡helo aquí! Escueto, fugaz, descarado. Brillante.
Este es el periodismo que hace falta, ésta es la crítica necesaria para que mejoren las cosas. El toque de atención que escuece, el punzón que ahonda en la herida.
Aprovechad ahora, no perdáis el tiempo. Escribid como si os fuera la vida en ello. Que cuando se tiene talento, hay que aprovecharlo, y cuando ese talento sirve para levantar ampollas y bajar humos, hay que luchar más que nunca.
La palabra escrita siempre ha sido el arma no violenta más mortífera que existe. Espero que este proyecto vaya a más, que se le dé la atención que merece.
Pero no perdáis el tiempo, que la palabra escrita tiene una gran debilidad de la que siempre se hicieron valer aquellos a los que levantó las ampollas: la censura.
Me quito el sombrero, Valvanuz.
Si quieres pasarte por mis clases y hacer lo propio...me pareceria correcto!
ResponderEliminarMe gusta,es una buena critica constructiva!
Ese aula de retrasos la podian cumplimentar con fustas y demás elementos de tortura ya puestos.
ResponderEliminarCuando yo iba a este instituto habia lo que se denominaba "cinco minutos de cortesia", que era el tiempo que permitian a los alumnos para yegar al aula bien por la mañana o bien durante el cambio de clase.
Llegar tres o cinco minutos tarde no es delito ni mucho menos, pero es bastante injusto que las autoridades del centro te "obligen" a perder la hora entera de clase por ese ínfimo retraso.
En mi opinion se deberia conceder cinco o como mucho diez minutos de retraso de entrada a clase, pero que en todo caso elija el profesor si deja pasar al alumno y que en el caso de no dejarle pasar mandarle a la susodicha sala de retrasos.
Un instituto, una escuela, debe ser un lugar propicio para el estudio, no un lugar en el que te sientas como un preso, ya que visto lo visto solo falta alambre de espino en las vallas, trajes color butano o a rayas blancas y negras y camaras que controlen cada movimiento.
Felicidades por el artículo señorita Fuentes, está muy bien.
PD: Perdon, que se me había olvidado: las camaras ya las hay.