Me dicen que alguno de nuestros mejores alumnos del ciclo inicial de la ESO de nuestro Instituto ha perdido alguna de sus clases para hacer publicidad de la enseñanza bilingüe en los Colegios de Primaria de nuestra zona escolar. También he visto los anuncios que la Comunidad de Madrid produce para la promoción de lo mismo en su ámbito territorial. Se diría que este es el signo de los tiempos. Existe una demanda social y los partidos la satisfacen. Pues, ¡qué bien! ¿No?
Sin embargo, yo me pregunto: ¿Por qué no se publicita también nuestra enseñanza no bilingüe? ¿Quién ha evaluado esta enseñanza bilingüe de la que se tiende a contar maravillas? ¿Quién nos ha contado los efectos negativos de este modelo de bilingüismo, improvisado por mediocres, que enfrenta a los profesores y discrimina a los alumnos? ¿Por qué no se nos dice que con este modelo, aunque se aprenda un poco más de francés y de inglés, se aprende menos de todo lo demás? ¿Quién ha preguntado a los alumnos al repecto?
Pues sepan todos ustedes que sólo mi departamento, el de Geografía e Historia, ha intentado evaluar esta cuestión, y que de sus conclusiones no se deduce que lo mejor sea apostar por este mal simulacro de bilingüsmo, sino todo lo contrario (vean los artículos de abril y mayo dedicados a este tema).
Por lo tanto, que dejen a los alumnos en sus clases, que para eso vienen al centro, y que dejen de hacer publicidad de cuestiones discutibles. Manipular a jóvenes, menores de edad, incluye una grave responsabilidad moral. Ojalá que en las clases de “Educación para la ciudadanía” se aborde esta cuestión y se condene a los manipuladores. Que no se vuelva a repetir.
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