El Consejero de Educación de Cantabria, Don Miguel Ángel Serna, en unas declaraciones producidas hoy mismo y recogidas en el digital del Diario Montañés, pone números al recorte: Setenta u ochenta interinos. Si se suman a éstos los 200 jubilados resultan un total de 280 profesores menos. Así se reduce de un plumazo casi en un 10% la masa de profesores y se aumenta en un 10% su carga lectiva. Yo agradezco la sinceridad de la propuesta y también el que se pida colaboración a una masa profesional que verá incrementada su carga a partir del año que viene, desde las 18 hasta las 20 horas lectivas. Para mi, una petición razonada a partir de una correcta identificación de los problemas sería suficiente como para asumir el esfuerzo que se demanda, si no fuera porque la propuesta no parece entender cuál es el problema ni resulta equitativa porque no contiene ninguna mención a un reparto equivalente de las cargas en los otros colectivos que dependen de su responsabilidad. A mi modo de ver, habría que demostrar que se quiere ser justo y que no va a haber juego sucio, para ello resultaría necesario...
1º- Que se diga también que en la Universidad de Cantabria, en la que es una evidencia que sobran muchos profesores en algunas facultades, se va a reducir el profesorado en la proporción que corresponda, según las necesidades del servicio.
2º- Que baje el presupuesto dedicado a la enseñanza concertada en una proporción superior al 10%, en vez de aumentar (porque hay que favorecer a la enseñanza pública, que es la que corresponde en mayor medida al ámbito de la responsabilidad del Consejero y que es la que afecta a la población más necesitada).
3º- Que en la Consejería de Educación y en los CPR se restablezca la racionalidad de un servicio que no necesita tanta gente, especialmente el que corresponde a la inspección, que parece haber aumentado en exceso durante los últimos ocho años.
4º- Que se establezca que los cargos directivos de los centros también van a ver aumentada su carga lectiva de clases reales, en el aula, en dos horas semanales, porque no sería justo que subiendo el nº de sus horas de reducción se quedasen como están.
5º-Aunque ya se ha dado a conocer el proyecto de reducir de 37 a 15 el número de liberados sindicales, me parece necesario que no se deje el asunto en suspenso, como baza de negociación, para que no se nos dé, una vez más, gato por liebre.
Sin embargo no conozco ningún signo de que algo semejante a lo que estoy pidiendo aquí se le haya pasado por la cabeza al Consejero, porque, si volvieran a las aulas, por ejemplo, los aludidos inspectores y los que se han agarrado a CPRs y otros centros dependientes de la Consejería en los últimos años, el número de interinos se reduciría en igual número, con lo que en vez de setenta u ochenta podrían llegar a ser 90 o 100, dependiendo de la profundidad de la limpieza, y si agregásemos, además, el aumento del horario de las direcciones de los centros, el retorno de los liberados sindicales o la posible reducción del lujo que en una situación como ésta suponen las escuelas de adultos, podrían ser 120 o 130 interinos menos... Evidentemente, espero que con este argumento no se me malinterprete. No es mi intención la de pedir que el nº de interinos se reduzca, sino la de intentar que el aumento de la carga de trabajo que se nos viene encima se reparta de forma más justa.
De manera que, si me escuchase el señor Consejero, yo le pediría que hiciese pronto sus deberes. Si España está tan mal, si hay que apretarse el cinturón, es en buena medida por el desastre del gobierno socialista que ha dejado crecer sin control muchos de los ámbitos que yo señalo y de los que él apenas habla. Es ahí donde están las fuentes más caudalosas del derroche. No es justo que los que no somos responsables ni beneficiarios de éste seamos los llamados a pagar por el desastre. Le pediría que pensase en que ya se nos ha rebajado el sueldo y en que se nos van acabando los agujeros del cinturón, que pensase en que de seguir así la cosa habrá que cambiar también de pantalones, mientras otros siguen engordando a nuestra cuenta. Si es necesario que haya recortes, pediría recortes para todos. Que se demuestre que no se contentan con actuar sobre la base de los que vamos al tajo del aula diariamente y que, antes de pedirnos sacrificio a los inocentes, se castigue a los que se han apuntado a los derroches que nos han causado los problemas. Que haya justicia y equilibrio, porque peor que tener trabajar más es hacerlo mientras se oye la risa de los que ya se han colocado y se van de rositas, como si no hubieran tenido nada que ver con lo que ahora tenemos que pagar la mayoría.
5º-Aunque ya se ha dado a conocer el proyecto de reducir de 37 a 15 el número de liberados sindicales, me parece necesario que no se deje el asunto en suspenso, como baza de negociación, para que no se nos dé, una vez más, gato por liebre.
Sin embargo no conozco ningún signo de que algo semejante a lo que estoy pidiendo aquí se le haya pasado por la cabeza al Consejero, porque, si volvieran a las aulas, por ejemplo, los aludidos inspectores y los que se han agarrado a CPRs y otros centros dependientes de la Consejería en los últimos años, el número de interinos se reduciría en igual número, con lo que en vez de setenta u ochenta podrían llegar a ser 90 o 100, dependiendo de la profundidad de la limpieza, y si agregásemos, además, el aumento del horario de las direcciones de los centros, el retorno de los liberados sindicales o la posible reducción del lujo que en una situación como ésta suponen las escuelas de adultos, podrían ser 120 o 130 interinos menos... Evidentemente, espero que con este argumento no se me malinterprete. No es mi intención la de pedir que el nº de interinos se reduzca, sino la de intentar que el aumento de la carga de trabajo que se nos viene encima se reparta de forma más justa.
De manera que, si me escuchase el señor Consejero, yo le pediría que hiciese pronto sus deberes. Si España está tan mal, si hay que apretarse el cinturón, es en buena medida por el desastre del gobierno socialista que ha dejado crecer sin control muchos de los ámbitos que yo señalo y de los que él apenas habla. Es ahí donde están las fuentes más caudalosas del derroche. No es justo que los que no somos responsables ni beneficiarios de éste seamos los llamados a pagar por el desastre. Le pediría que pensase en que ya se nos ha rebajado el sueldo y en que se nos van acabando los agujeros del cinturón, que pensase en que de seguir así la cosa habrá que cambiar también de pantalones, mientras otros siguen engordando a nuestra cuenta. Si es necesario que haya recortes, pediría recortes para todos. Que se demuestre que no se contentan con actuar sobre la base de los que vamos al tajo del aula diariamente y que, antes de pedirnos sacrificio a los inocentes, se castigue a los que se han apuntado a los derroches que nos han causado los problemas. Que haya justicia y equilibrio, porque peor que tener trabajar más es hacerlo mientras se oye la risa de los que ya se han colocado y se van de rositas, como si no hubieran tenido nada que ver con lo que ahora tenemos que pagar la mayoría.
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