Carlos Rodríguez Mayo
La
facundia de nuestro ministro, Wert, produce con frecuencia debates en
los que, si participamos, se nos suele ver el plumero, en cuanto que nuestra posición nos situa a un lado o al
otro de la trinchera ideológica. Yo, que no estoy comprometido ni con unos ni con
otros, quisiera mediar entre ellos y reconocer en lo dicho aciertos y errores.
De lo dicho
en los últimos días, acierta a mi parecer el ministro en lo de "españolizar", aunque
quiero creer que se equivoca en el ámbito, pues no sólo hay problemas
en Cataluña, y creo que, parodiando a la generación del 98, no vendría mal "españolizar España". En efecto, me parece, España es desde la
transición un ente histórico al que los nacionalistas e izquierdistas
radicales ningunean (recuérdese el uso del término: el estado español),
convirtiéndolo en algo residual e intercambiable. Frente a ellos,
pienso, conservar la idea de España y justificar su existencia y
mantenimiento es algo querido y conveniente para la mayor parte de los
españoles y es algo que deberíamos cultivar en mayor medida. Por eso,
recuperar la dimensión original de cuatro horas semanales en la "Historia de España" de 2º de bachillerato (que nos
arrebató el anterior gobierno del PSOE en Cantabria) y ampliar el
horario de la asignatura de Historia de 4º de la ESO es un imperativo
democrático que nuestro gobierno autónomo, en manos del PP, aún no ha
corregido.
Por el
contrario el ministro se equivoca en la conceptuación que hace de la
huelga del Sindicato de Estudiantes y de la CEAPA a la que aludía en mi anterior artículo. Ha dicho Wert, hoy mismo, que los convocantes son
izquierdistas
extremistas. Pues bien, aunque es verdad que el S.E. se reconoce en su último congreso como
sindicato marxista leninista, no puedo coincidir en absoluto con este
punto de vista, porque considerar "huelga" a estos "novillos"
generalizados es desvirtuar la realidad. Aquí, en los institutos, no se entra nunca en la discusión acerca de los problemas ni sobre su solución, porque ésto excede en mucho a la madurez política alcanzada por los alumnos, y porque, sea cual sea el
carácter de la convocatoria, los "novillos" siempre triunfan. El problema consiste, por lo tanto, en que ni la sociedad ni el sistema educativo ha creado aún
anticuerpos contra esta irracional agresión de los seguidores del "Cojo
Manteca" que se tolera desde hace más de veinte años. El verdadero problema no es el de la existencia de izquierdistas radicales y sí el de la falta de
responsabilidad social de aquellos a quienes compete decidir, padres y
profesores, y el de una reciente regulación legal en la que se deja
jugar a los niños del segundo ciclo de la ESO y del bachillerato a "las
huelgas", para así poder ser manipulados por todo
aquel que pueda sacar en un periódico una convocatoria que siempre,
siempre, siempre acaba en "novillos" generalizados.
Aunque
no soy profeta, mañana, pasado y el jueves se mostrará nuevamente, ante
todos, lo que digo: Apenas se darán clases en los institutos de España.
Sin embargo, las palabras de Wert facilitarán la demagogia de aquellos
que hablarán de que la mayor parte de nuestros alumnos son izquierdistas
radicales. Allá cada cual con sus palabras.
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