sábado, 24 de noviembre de 2012

Democracia escolar

Carlos Rodríguez Mayo
Dice Marina que la escuela y la familia no son instituciones democráticas. En ellas existe un poder establecido que es el que establece las reglas, el que decide. Sin embargo, en democracia, los derechos y las libertades generales invaden el ámbito de este poder instituido para impedir sus abusos, para controlarlo y para crear cauces de expresión e influencia para las distintas personas o estamentos implicados. En este contexto, el Consejo Escolar sigue siendo el órgano democrático de representación, el lugar que nos da voz y expresa nuestras ideas e intereses, por eso resulta desolador el escaso interés que las próximas elecciones está produciendo entre nosotros. El que las pasadas huelgas de profesores y la insistencia organizada de forma general por el Sindicato de Estudiantes haya motivado cien veces más comentarios que las próximas elecciones expresa con toda claridad nuestra apatía democrática. Las ideas no se verbalizan, no se exponen, no se enfrentan salvo en conversaciones episódicas en el bar. Las personas que las representan tampoco. A mi modesto modo de ver , nuestra convulsa historia es la causa más influyente de esa convicción dual tan difundida que estima que sólo hay dos posturas ante cualquier cuestión y que uno sólo puede estar a favor o en contra, de manera que no tiene sentido llegar a acuerdos y dialogar. Pues bien, yo soy de los que piensan que se puede estar a favor algunas veces y que se puede estar otras veces en contra, que se puede ser coherente al margen de los dos bandos, y que la verdadera democracia se relaciona con el mantenimiento del diálogo y del sentido crítico, dentro de la racionalidad. 
Aunque ya conocemos el nombre de los candidatos de los profesores, desconocemos los nombres de los alumnos y el sentido del "programa" de cada cual. ¿Para qué quieren los candidatos nuestro voto? Aunque todos nos conocemos y sabemos de algún modo quienes somos, yo no soy partidario de entregar mi voto a ciegas.   
En un país como el nuestro resulta un síntoma de mala calidad educativa y democrática el no afrontar las elecciones al Consejo Escolar de una forma más activa. Intentaremos hacer algo por cambiarlo.

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