Carlos Rodríguez Mayo
Dentro los chicos y los profesores, un universo ordenado. Fuera la vida, anárquica y salvaje. Dentro un mundo simplificado, aparentemente perfecto, un juguete de papel. Fuera la realidad, la dura lucha contra otros sin equipo y sin apoyos. Dentro intentamos construir las bases para modificar lo que está fuera, pero casi siempre fracasamos. Hacemos muchachos frágiles, convencidos de ser dioses, satisfechos de su edad y lastrados por un temor reverencial hacia el futuro. Se marchan sin armamento y sin distinguir claramente al enemigo... Con el tiempo recordarán la edad de oro de su turbia adolescencia y añorarán esta escuela que consiente en que se marchen sin saber. No verán lo que les falta. Sólo algunos sabrán lo que es amar la música, el arte y la poesía. Sólo algunos atisbarán el sentido de la historia que les ha tocado vivir. Sólo algunos reconocerán en su mente las huellas del pensamiento de algunos nombres propios con mayúscula. Sólo algunos discutirán con otros sus principios y se dejarán influir. Sólo algunos se darán cuenta de que apenas saben más que silogismos manidos, fórmulas sin aplicación, de que sus ideas no son propiedades exclusivas, como su casa o su coche, sino que son bombas ajenas que marcarán su destino. Sólo algunos acabarán por intuir que para ser felices no basta con lo que saben, que hace falta ilusión, esfuerzo y generosidad para aprender en los otros y seguir así tirando.
A los chicos y a los padres, alguien intentó engañarles. Alguien les dijo que aprender era divertido y que se aprende sin querer y por contacto, que es inútil preguntarse quién es uno o imaginar el futuro, que es preciso callar y dejar que otros decidan... Yo les digo lo contrario. Aprender es saber lo que está afuera, salir del cascarón, esforzarse por leer la realidad en los ojos de los viejos. Es mirar alrededor y saber qué preguntarse y dónde encontrar respuestas, y encontrar aliados en el camino para hacer que el recorrido sea fecundo, y esperar al final la muerte, esa extraña y lejana palabra que ilumina y da sentido a todo lo anterior.
De modo que dentro y fuera. Fuera y dentro, jugando a saber la verdad, jugando a pensar el mundo. Dentro y fuera.
A los chicos y a los padres, alguien intentó engañarles. Alguien les dijo que aprender era divertido y que se aprende sin querer y por contacto, que es inútil preguntarse quién es uno o imaginar el futuro, que es preciso callar y dejar que otros decidan... Yo les digo lo contrario. Aprender es saber lo que está afuera, salir del cascarón, esforzarse por leer la realidad en los ojos de los viejos. Es mirar alrededor y saber qué preguntarse y dónde encontrar respuestas, y encontrar aliados en el camino para hacer que el recorrido sea fecundo, y esperar al final la muerte, esa extraña y lejana palabra que ilumina y da sentido a todo lo anterior.
De modo que dentro y fuera. Fuera y dentro, jugando a saber la verdad, jugando a pensar el mundo. Dentro y fuera.
Me ha gustado mucho la forma en que está escrita esta entrada: me ha parecida muy lírica; casi un poema, y, por cierto, podría haber tenido forma de poema.
ResponderEliminarSobre "dentro" y "fuera", me viene ahora -que es por cierto muy tarde- a la cabeza una frase que leí de Hegel y que resume su dialéctica de opuestos. Era algo así como "Algo externo que carece de interior no puede ser algo externo". Pero no conviene darle más vueltas: a estas horas de la noche no tiene sentido.
desde dentro de esa generación te prometo que no tenemos ni puñetera idea, pero vamos por la vida convencidos de que somos los mas listos.
ResponderEliminarConozco ejeplos de personas, que estan claramente al margen de 'la gente', que saben de lo vacios que estan los conceptos 'normal', 'malo' u 'opinión'. mentes inquietas, o absorbedoras, o simplemente especiales. pero son tan pocos... a veces no llegan a conocer a un igual en su generacion en muchos años, o no son entendidos o valorados, o no se creen lo bastante 'normales' para dejarse ver tal cual son. las que seran las grandes mentes en un futuro (los artistas, los profesores, los lideres, los cientificos...) estan apáticos, fracasados, infravalorados. acaban siendo jovenes que se distancian de los demas por sabersse diferentes por su distinto modo de ver las cosas, su sultura o inteligencia, y usando esta para tejer escudos ente ellos y el mundo. Otros disimulan durante años y se consiguen integrar entre el resto de la generacion (compuesta principalmente por simples, borrachos, habladores, listillos, egoístas, y totalmente ciegos ante lo abstracto).
se de una de los primeros, una mujer realmente especial e inteligente a la cual detesto, que se ha acostumbrado y se cree que todo el mundo es gilipollas ( esa ya tiene una edad). Y hace poco descubri a uno de los segundos, un ''disimulador'' que es un joven 'yonki' que se ha cansado y ahora en sus borracheras con el resto de los borregos te sorprende diciendo que quisiera haber luchado por ser el mismo.
vamos, que no nos veass con tan buenos ojos, no hay que echarle toda la culpa al sistema deficiente. todos podemos elegir, esforzarnos o no, y en general hoy en dia damos mucho asco.
Los estudiantes de letras somos una especie diferente, para echarla de comer aparte. Nada nos satisface, somos muy negativos... No es grave... Si uno quiere ser sabio, y no sólo darse pote, hay que preocuparse y dar tiempo al tiempo. Siempre llega un día en que se deja de volar y se aterriza, con unas cuantas cosas claras... Así que ánimo, suerte y al toro...
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