Cristina Romillo Barquín
A pesar de que ya está en vigor la ley antitabaco y a pesar de que el director se ha reunido con los delegados para decirnos que no se puede fumar en el centro, los baños siguen siendo empleados para echar el pitillo en los recreos o entre clase y clase. Tanto en los baños de los chicos como en los de las chicas (quizás en este más) se sigue fumando por lo que apestan a tabaco y dejan ese olor por el pasillo.
Aún recuerdo la primera vez que entré en uno de ellos cuando estaba en 1º de la ESO. Me sorprendió bastante encontrar papel higiénico pegado en el techo. Creí que esta pillería infantil se hacía sólo en primaria. Los desagües desprendían un olor que te echaba para atrás antes de entrar y las bazas estaban como ahora, algo rotas, como las tapas. Recuerdo que me daba la sensación de que las papeleras no se usaban porque casi siempre había papel por el suelo.
Desde entonces la situación ha mejorado sustancialmente, como lo demuestra el que en las puertas no parece que se haya escrito mucho desde entonces, pues siempre están los mismos nombres. Tan sólo queda por solucionar definitivamente el problema del tabaco.
Veo que en este blog se tratan mucho los temas relacionados con los retretes del centro. ¿Qué tendrán éstos que suscitan tanto nuestra capacidad literaria?
ResponderEliminarA mí, de ellos, no me preocuparía tanto el olor a tabaco que tienen -que también-, sino esas fragancias a alcantarilla y a "sustancia" que despiden al pasillo cuando están abiertos, porque, desafortunadamente para los viandantes, muchos de esos nutritivos olores no quedan "de puertas adentro".
Por lo que respecta a fumar, no hay más que echar un vistazo a la historia para ver que cuando se han impuesto prohibiciones a algo, los seres humanos siempre han buscado triquiñuelas o han reaccionado con "acciones encubiertas" contra el sistema, y el seguir fumando en los servicios "de escaquis", teniendo en cuenta además que a los fumadores no se les ofrece una alternativa, me parece que es una de estas acciones, perseguible quizás, pero entendible.