El jueves pasado, a segunda hora, apenas transcurrido dos minutos desde que tocó el timbre que ponía fin a la clase anterior, nos sentamos a esperar la llegada de nuestro profesor, en el banco del pasillo, que se supone que para eso está. En esto, pasó por allí la Señora Secretaria, porque tenía clase en el aula de al lado y nos dijo que nos levantáramos, que no podíamos estar sentados. La verdad es que nos pareció increíble, porque hay mil cosas que se pueden reprochar a los alumnos, pero sentarse en los bancos entre clase y clase no debería de ser un problema.
Para justificar lo sucedido, sólo se nos ocurre pensar que la Señora Secretaria pensó que en aquel momento todos los alumnos deberíamos de estar ya en nuestras aulas respectivas. Para eso, sin embargo, nuestras aulas deberían de haber estado abiertas y esto no sucede normalmente, debido a la política que se lleva en este centro, de que los alumnos esperemos la llegada de los profesores para poder entrar al aula.
En consecuencia, pensamos, si hay un problema soluciónese, pero no se nos haga responsables de éste a los que nada tenemos que ver en el asunto.
Los bancos están ahí para que os sentéis. Estoy seguro de que el problema al que aludís es un malentendido.
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