Carlos Rodríguez Mayo
Hoy la meteoróloga de la primera cadena de televisión española ha comentado una fotografía de unas hermosas nubes sobre Potes (Asturias). El dato, además, lo han puesto escrito, como fondo a la locución de la noticia. Este detalle nos sugiere que es probable que el asunto haya pasado por delante de todo el equipo sin que nadie se haya dado cuenta del error. Me imagino la expresión de la cara de Amparo, mientras escuchaba la noticia...
Por la tarde me dedico a revisar la evaluación de la competencia de conocimiento del mundo físico, realizada el año pasado en 2º de la ESO. Tan sólo hay un mapa en el ejercicio de la evaluación, de Cantabria para más señas, y sólo porque sirve para realizar un sencillo problema de aplicación de la escala gráfica. Nada de mapas mudos, como antaño era común. Según parece, la autoridad piensa que toda la información geográfica está disponible en internet y que la localización ya no importa, porque el esfuerzo de la memoria es tiempo perdido. Todo eso es un gran error. Los nombres son los archivos necesarios para acumular la información y sin ellos ésta se nos escapa, pues no encuentra espacio o carne en donde reposar. Los chicos del instituto se dan cuenta. Aunque protestan mucho al principio (en eso se ve que remamos a contracorriente), al final, en las encuestas de final de curso, es el aprendizaje que más valoran.
Nosotros seguimos enseñando mapas a pesar de que con ello no obtengamos alta nota en esta o en otra de las competencias. Seguiremos haciéndolo porque es un saber instrumental absolutamente necesario y porque en ellos se practica el ejercicio de la localización precisa y de la memoria, y un trabajo personal al que cada vez están menos acostumbrados. En el departamento de Geografía e Historia no nos cabe la menor duda de que no es tiempo perdido. Gracias a él, la mayor parte de nuestros alumnos saben lo que ignoran los metereólogos de televisión y pueden empezar a acumular información sobre los sitios aprendidos y a comprender la complejidad espacial de los fenómenos. Gracias a ello nuestros alumnos son mejores y pueden descubrir a su alrededor cómo la ignorancia se multiplica con la bendición de esa corriente de pensamiento irresponsable que contagia a la autoridad evaluadora.
Ya Platón abogaba por el uso de la oralidad (lo que suponde el uso de la memoria) frente al de la escritura; y de los druidas de las Galias no nos ha llegado nada escrito de primera mano sobre sus doctrinas porque sus enseñanzas eran transmitidas oralmente a los iniciados.
ResponderEliminarLos nuevos tiempos no son propicios para el uso de la memoria: como todo está escrito y registrado en alguna parte, ahora se valora más saber dónde se encuentran esas fuentes y saber cómo consultarlas que retener memorísticamente lo que contienen.
¿Qué forma de acercarse a los conocimientos es mejor? ¿La de tenerlos memorizados en la cabeza? ¿La de saber dónde se pueden encontrar? Lo que en cualquier caso parece fuera de dudas es que, al menos, una pequeña porción de conocimientos es necesario llevarla memorizada, porque, si no, nuestro cerebro sería como aquella "tabula rasa" de la que hablaba Locke; y, hombre, somos seres humanos con una cultura, y algo deberemos retener de ella en nuestros cocos para diferenciarnos de los demás animales, que son unas bestias salvajes.
En fin; espero que se haya entendido lo que quiero decir; y, si no, tampoco os preocupéis: no pasa nada.
Estamos de acuerdo. Bien.
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