Desde hace unos pocos días, el valle de Camargo está en boca de todos. Esto se debe a dos artículos recientes, publicados en el Diario Montañés. En el primero de ellos, se narraba una trifulca, “pelea de bandas organizadas” ocurrida fuera del horario y del recinto escolar. En el otro, leemos unas declaraciones de nuestro director, Don Javier Barba Regidor, en donde habla de los acontecimientos, mencionados en el artículo anterior, vinculándolos a la dinámica de nuestro instituto e incluyendo unas declaraciones de dudosa veracidad.
Creemos que hablamos en nombre de la mayoría, si decimos que estamos totalmente en desacuerdo con la declaraciones del Señor Barba, en las que se sugiere que la mayoría de los jóvenes del centro somos unos yonkis y no apreciamos nuestras vidas. Nosotras, como alumnas de este centro, no podemos quedarnos de brazos cruzados, y creemos que generalizar de esa manera es sacar las cosas de quicio. Los jóvenes de hoy en día tampoco se diferencian en mucho de los de las generaciones anteriores. Son exageradas las palabras publicadas en ambos artículos y con poco fundamento. Lo peor es que la gente ajena a este centro se va a encontrar influenciada por las palabras de un director descontrolado y por el sensacionalismo de un periodista que ha sido capaz de convertir una pelea de dos niños de 14-15 años en una batalla campal.
Seamos serios, el nuestro es un instituto normal, en el que suceden las cosas normales que suceden en la mayor parte de los institutos, ¿cómo se puede comparar la grave agresión a un profesor, en Cabezón, con los insultos, que dice padecer nuestro director? ¿Acaso a los 14 años todos los niños son drogadictos? Nunca nos hemos sentido tan avergonzados de nuestro centro como lo estamos ahora, tras haber leído estos artículos.
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