Carlos Rodríguez Mayo
La biografía de Franco, de Luis Suárez Fernández, vuelve a situar en los medios de comunicación el problema de la manipulación de la Historia. Don Luis Suarez es un medievalista que fue Director General de Universidades en vida del dictador. Creo recordar, incluso, que lo fue con el ministro Don Cruz Martínez Esteruelas, que cerró la Universidad de Valladolid de febrero a junio. Es un historiador de la llamada historia de acontecimientos que tiene a su favor el haber estado en el origen de la formación de los mejores medievalistas de la generación posterior. Fueron alumnos suyos: Don Julio Valdeón, recientemente fallecido, y al autor del tomo de medieval de la Historia de España de Alfaguara, el iniciador del departamento de medieval de la Universidad de Cantabria: Don José Ángel García de Cortázar.
Pues bien, al parecer, en la citada biografía de Franco, el anciano historiador, Don Luis Suárez, afirma que aquel régimen en el que él alcanzó alguna relevancia política, no fue totalitario, sino más bien autoritario. Según el diccionario un régimen totalitario es el que tiene partido único y persigue cualquier pensamiento político "distinto", el régimen sin libertad que produce presos políticos. Si se aplica este concepto, a mi modo de ver resulta indiscutible que el régimen de Franco fue un régimen totalitario, dado que el llamado Movimiento Nacional fue el único agrupamiento político legalmente permitido. Las distintas familias franquistas (falangistas, Opus Dei, cristianodemócratas, etc) no pueden considerarse partidos políticos, ni los referendums verdaderas elecciones.
En consecuencia, no puedo estar de acuerdo con Don Luis y lamento infinito no estarlo, porque la historia es una ciencia que persigue la verdad y debería ser capaz de no forzar los conceptos que utiliza. Desconozco las razones o los argumentos de Suárez, pero no le creo capaz de convencerme de que es justo rebajar el totalitarismo de Franco a simple autoritarismo. Estoy dispuesto a aceptar que hubo un totalitarismo blando, especialmente al final, pero no a cambiar los términos. Con todo esto, los historiadores acabaremos participando del desprestigio general que sufren los políticos, por ser capaces de decir una cosa y la contraria, incapaces, por lo tanto, de fijar y de dar lustre a la verdad.
Muy bien Carlos, pero el cierre de la Universidad de Valladolid fue desde Febrero del 75, y tu deberías saberlo ya que lo sufriste, o gozaste, en tus propios, internos, externos y mediopensionistas asuntos.
ResponderEliminarUn abrazo, soy Fermín de matemáticas, do you remember me.
Pasaba por aquí
Tienes razón, Fermín, muchas gracias. Acabo de hablar con Cesar... Lo corrijo con tu permiso. Un abrazo.
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