El pasado 8 de Marzo se celebró el día internacional de la mujer. Es frecuente en este día oír hablar de igualdad entre hombres y mujeres. El que piense en la actualidad de esta manera debería ponerse gafas o hacer un esfuerzo por ser más realista.
Antiguamente la mujer no estaba valorada, era simplemente un objeto que servía para la limpieza, para complacer a su marido. La mujer no tenía ningún derecho y estaba casi prohibida su incorporación al mundo laboral, a pesar de que eran ellas las que más trabajaban en casa, en la agricultura, en la ganadería, etc.
Desde entonces, las cosas han mejorado notablemente, la mujer es igual que el hombre ante la ley, sin embargo se mantiene la discriminación en otros ámbitos. Si somos iguales: ¿Por qué cobra más un hombre que una mujer por el mismo trabajo? ¿Por qué en casa nuestros padres no realizan las mismas funciones que nuestras madres? ¿Por qué se dan muchos más casos de violencia de hombres contra mujeres que al revés?
Para mi lo anterior resulta claro, de manera que me gustaría que todos asumiéramos una nueva actitud para conseguir la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, una igualdad en la que los hombres no dejen de ser hombres y las mujeres, mujeres.
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