Carlos Rodríguez Mayo
Como profesor de 2º de bachillerato he formado parte durante más de treinta años del grupo de los que han dado su opinión sobre los programas de Historia del Arte y Geografía para el examen de selectividad. El objetivo era conseguir que se adecuaran a la realidad del aula y que lo enseñado fuera práctico, útil e interesante.
Siempre fue difícil la labor, pero los nuevos tiempos la han complicado aún más con la mercancía ideológica que transmiten el boletín oficial y los nuevos coordinadores. En las asignaturas de mi departamento, por ejemplo, se empezó con el currículum de Cantabria, se continuó con el paradigma de la igualdad y se está acabando con el multiculturalismo. Para ello, se garantizó que se valoraría de manera especial la Geografía y la Historia regional, se sustituyeron obras de arte góticas, renacentistas y barrocas por otras de menos valor y enjundia, pero localizadas en Cantabria, se aceptó que apareciese alguna artista femenina entre la nómina exclusivamente masculina de artistas, y se pretendió, en eso estamos, que se incluyesen obras de arte africanas, asiáticas o centro y sudamericanas que rompiesen con el canon occidental vigente.
El procedimiento ha sido casi siempre el mismo. Se intentaba el cambio, se exploraba la enorme inercia del sistema y se volvía a la situación de partida. Mientras tanto, la ESO ejercía su enorme labor de zapa en la base del sistema de enseñanza y la prueba de selectividad se intentaba adecuar a la situación reduciendo los programas y la dificultad de las propuestas de examen. Por eso, hoy en día, coincide una línea que tiende a reducir la cantidad y la complicación de las materias, y un imperativo ideológico, que actúa en sentido contrario. ¿Qué pasará? Es fácil de imaginar. Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario