Carlos Rodríguez Mayo
El viernes pasado, los alumnos de la mayor parte de los cursos del Instituto recibieron las notas de la segunda evaluación. Previamente, los profesores las habíamos introducido en una plataforma informática centralizada a nivel de Cantabria, llamada Yedra. Esta plataforma, pensada para facilitar la relación entre padres y profesores, es todavía, a pesar del tiempo transcurrido desde su introducción (este es su segundo curso) y a pesar de los abundantes dineros gastados, una gran chapuza.
El viernes pasado, los alumnos de la mayor parte de los cursos del Instituto recibieron las notas de la segunda evaluación. Previamente, los profesores las habíamos introducido en una plataforma informática centralizada a nivel de Cantabria, llamada Yedra. Esta plataforma, pensada para facilitar la relación entre padres y profesores, es todavía, a pesar del tiempo transcurrido desde su introducción (este es su segundo curso) y a pesar de los abundantes dineros gastados, una gran chapuza.
Mi caso, que es el de muchos profesores que hemos tenido que cambiar alguna vez de clave, porque con la anterior ya no se podía entrar, ha sufrido, además, el problema de la imposibilidad de introducir directamente las notas de una parte de sus alumnos (y más en concreto de seis de los alumnos de este blog), porque el programa no me lo permitía, tanto en la primera como en la segunda evaluación. Para rematar el calvario, me he encontrado con la dificultad de que la transcripción de mis notas la he tenido que realizar bajo el nombre de otro profesor del Instituto de Muriedas. Creo que no hacen falta más comentarios.
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