viernes, 31 de mayo de 2013

Copiar en los exámenes

Carlos Rodríguez Mayo
Casi siempre, al final de cada curso, se plantea el asunto de la trampa. El camino más corto hacia el aprobado, cuando uno no ha hecho el esfuerzo necesario, incluye la estrategia del engaño. Los profesores lo sabemos e intentamos evitarlo. Para ello no tenemos más instrumento que el de la persuasión. Lo empleamos cuando identificamos el problema, señalando que el tramposo no hace trampa al profesor, sino que se enfrenta contra todos, contra sus compañeros en primer lugar y contra la comunidad en general que establece las reglas y acepta el juego limpio. Sin embargo, esta posición tan clara suele ser malinterpretada. Los alumnos suelen defender al infractor y, a veces, también los padres. Entre los profesores hay quien se muestra "realista" y comete el error de decir que "se puede copiar, pero si te pillan..." Si te pillan resulta necesaria una sanción, pero ¿de qué tipo? ¿Se puede quitar al tramposo su derecho a la evaluación? ¿Impedirle el acceso a los parciales comunes anteriores a la prueba final de junio o a la extraordinaria de septiembre? ¿Obligarle a realizar exámenes especiales con preguntas y ejercicios diferentes y con las mayores garantías de aislamiento de sus posibles fuentes de información? Nadie se atrevería hoy a hacerlo sin que antes hubiese sido aprobado el asunto en la programación del departamento, en la Comisión Pedagógica o en el Consejo Escolar del centro. Entonces, ¿se debería tratar el problema como una falta de disciplina? ¿Se debería realizar un expediente al alumno que copia en un examen para información de sus padres y para intentar corregir un comportamiento negativo?
Resulta evidente que en una sociedad que no es capaz de sancionar con justicia al tramposo, la trampa resulta un medio cada vez más útil, cada vez más eficaz. Nuestro problema es que en este país, y justamente por eso, hay cada vez más pícaros y menos honrados y demócratas contribuyentes que exijan que el principio constitucional del mérito y capacidad se plasmen en algo práctico. Actúa en sentido contrario toda una propaganda anarco-marxista que justifica al que roba por ser pobre y al que copia porque no sabe, mientras se criminaliza al rico y al empollón. En un país que carece del contrapeso de la teoría calvinista de la predestinación (teoría que considera el éxito y la riqueza como un bien común), esta propaganda negativa se configura como un grave problema ético y social, un problema que divide y enfrenta innecesariamente, un problema que impide establecer lazos de amistad y de cariño más allá de las propias ideologías, un problema que es tal vez, también, el principal problema de la educación de nuestros hijos.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Pequeños problemas

Carlos Rodríguez Mayo
Hoy en mi clase de 2º de ESO, durante un examen, he tenido una pequeña discusión con un alumno. Él no había escrito ni una línea en la hoja que le había entregado y se encontraba evidentemente aburrido. Yo le había animado a que, si no sabía las preguntas, me contase alguna cosa interesante, pero él no encontraba motivación para hacerlo. Luego le he llamado la atención por bostezar y estirarse de forma pública y notoria, y lo he hecho en voz baja y en privado, para no molestar a sus compañeros. Le he explicado que eso es una falta de educación y que es una convención social aún en uso la de intentar reprimir el impulso de abrir la boca y mostrarla sin recato, salvo en la intimidad del hogar. Él no estaba de acuerdo e insistía en un cansancio, que yo no podía verificar, y volvía a mostrar su campanilla de una forma tan notoria y ostensible que todos los compañeros que le rodeaban se pusieron también a hacerlo en un acto que mostraba por un lado el repudio a la intervención del profesor y por otro un apoyo a la mala educación del alumno. Finalmente, a pesar de que el asunto estaba claro, decidí pensar que la epidemia se estaba extendiendo de forma natural por efecto del contagio e intenté cortar con tan negativa dinámica y salir por la tangente, solicitando que continuara el examen en silencio.
Luego he pensado en lo sucedido y he llegado a la siguiente conclusión: Los profesores ya no podemos enseñar educación. No nos dejan. Tampoco podemos enseñar compostura. Cuando yo reclamo a mis alumnos que cambien su posición sobre el pupitre o que pidan permiso para levantase del asiento o no les doy permiso para ir al baño, me miran como alucinados, como si estuviera traspasando un código de usos intangible y limitando su derecho a estar sentados o tumbados o a moverse libremente en el contexto de la clase. Los derechos, la libertad, se garantizan como es lógico en todo estado democrático, pero no se crea el contrapeso necesario de unas normas de educación o de conducta que se hagan cumplir siempre, sin excepción, porque es bueno que se cumplan, ni una disciplina eficaz, que pueda reprimir su incumplimiento.
Si ésta es la situación en nuestras clases se entiende que haya otros muchos problemas derivados, sobre todo si el saber no es divertido ni interesante, ni está prestigiado socialmente. Cambiar este estado de cosas resulta muy difícil, exige un acuerdo social que es dudoso que una España llena de trincheras ideológicas sea capaz de aceptar en algún momento y unos políticos perspicaces que sepan ver los problemas reales y que intenten acordar con los demás unas medidas que sean capaces de resolverlos. Como nada de esto existe, tendremos que conformarnos.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Elegir una mala ESO bilingüe

Carlos Rodríguez Mayo
Conociendo que soy profesor de instituto, un padre de familia me pregunta acerca de la mejor opción para su hijo. El instituto que le toca es bilingüe, como el nuestro, de manera que existe la posibilidad de elegir. Yo le contesto que, si se conoce el percal, no hay ninguna duda. Siempre hay que elegir la enseñanza bilingüe, pero no porque sea mejor, sino porque esa misma opcionalidad encierra una real clasificación de los alumnos, dado que los más competentes, los más motivados y de mejor comportamiento la eligen, con toda lógica, y dejan, por lo tanto, la formación no bilingüe para los menos competentes, los menos motivados y los de peor comportamiento. 
El que, por la razón señalada, yo recomiende sin dudar la enseñanza bilingüe no quiere decir que ésta sea en sí misma buena y recomendable. Como ya he dicho muchas veces en este blog, y como saben los dirigentes de educación, que callan por motivos políticos, nuestro bilingüismo no funciona. Siendo generosos con él, se podría decir que obtiene resultados magros en el aprendizaje del inglés y, a cambio, provoca un retroceso en las asignaturas que se imparten en el idioma bilingüe, que son las grandes perjudicadas. También son perjudicados los alumnos de los grupos no bilingües y los profesores que dan clase a estos grupos indisciplinados.
Los grandes partidos (PP y PSOE) y los distintos sindicatos saben de esta discriminación y la asumen, pero esperan que la verdad no se extienda, que nadie diga nada, para seguir vendiendo la hermosa palabra en las elecciones. Con este silencio cómplice, ante una verdad que no se evalúa de forma pública y transparente, los que callan se hacen en alguna medida responsables de la degradación del sistema. Por eso yo sigo hablando, aunque me quede sólo: Nuestro bilingüismo es un mal bilingïsmo. El que busca la verdad la encuentra.   

martes, 14 de mayo de 2013

Tres sombreros de copa

Carlos Rodríguez Mayo
El grupo de teatro del IES Ría del Carmen presentó a finales del mes pasado su obra en el Instituto Villajunco, en Santander. Gracias a esto, algunos recordamos los "Tres sombreros de copa" y otros los conocieron por primera vez. Los chicos defendieron sus papeles con toda la energía de su edad y con recursos musicales añadidos sorprendentes. Tengo que felicitarles por ello. La comedia, que describe un mundo triste y oscuro, como el de la época sin libertad en que fue estrenada, aparecía en manos de nuestros jóvenes como una obra renovada, joven y simpática. Como sucedió en eventos semejantes en el pasado, los chavales mostraron su interés por la actividad y se lucieron ante el público. Este año, además, podemos felicitarnos del trabajo de Elena, que ha sido capaz de dar continuidad al colectivo de Freire, para rehacerlo a su forma. Hay que darle las gracias a ella, sobre todo, por el gran trabajo realizado, y no dejar en el olvido las colaboraciones de Gema y David. Desde aquí, quiero infundir a todos ánimo para continuar. Los chicos se lo llevan puesto. Merece la pena.

jueves, 9 de mayo de 2013

Otra huelga más

Carlos Rodríguez Mayo
En esta España en crisis cada vez hacen más daño los descuentos. A mi parecer es esta la razón principal que justifica que el apoyo del profesorado a esta huelga haya sido inferior al de anteriores convocatorias. Algunos de los compañeros que acudieron a su centro de trabajo explicaban que pensaban hacerlo acudiendo a la manifestación. Lo hacían, además, con la conciencia de que su colaboración para hacer triunfar la huelga no resultaba ya imprescindible, dado que la convocatoria del Sindicato de Estudiantes y de las AMPAS  garantizaba la paralización del servicio educativo.
Aunque yo tampoco he hecho la huelga, no ha sido ésta mi opción. Por supuesto que estoy seriamente preocupado por la capacidad adquisitiva de mi salario, máxime cuando en mi caso es la única aportación económica que sostiene mi magra cartilla familiar, pero considerar justa la reivindicación de conservar el nivel adquisitivo de mis ingresos pasados no puede servir para hacer frente común con quienes no reconocen los mismos problemas en el medio laboral.
Como ya he dicho muchas veces en ese blog, los problemas se resumen en la falta de exigencia y de nivel, en la discriminación de alumnos y profesores, que produce nuestro mal bilingüsmo, y en la sumisión del sistema a una legislación cargada de ideología y volcada en la protección del desinterés y la indisciplina. Alguien debería pensar en intentar solucionar estos problemas con una mejor y más justa selección del profesorado, con un buen bilingüismo optativo, a base de más horas de inglés impartidas por verdaderos profesores de inglés y no por habilitados, y con una nueva ley orgánica. Sin embargo a los partidos y a los sindicatos les parece mejor mirar hacia otro lado y no ir al fondo de la cuestión. Con ello, la enseñanza pública continúa degradándose mientras crece la privada. En este proceso, por cierto, la responsabilidad del gobierno no es exclusiva. Después de lo que ha llovido, a los PP y a los PSOE, en el poder o en la oposición, ya no les quitan muchos votos estas huelgas. A veces, por el contrario, las huelgas desahogan los pagos y alivian las arcas vacías, gracias a los descuentos a los huelguistas. Si, además, las AMPAS colaboran mostrando alegría por el triunfo de la "movilización", en vez de solicitar que se corte la huelga cuanto antes, ¿de qué hay que preocuparse? Los chicos hacen novillos, los profesores no trabajan, el gobierno se desgasta y las calles quedan en manos de los sindicatos. Todos contentos...
Esta falta de responsabilidad y de rigor es lo que está hundiendo a este país.