miércoles, 27 de marzo de 2013

Purgatorio en los recreos

Carlos Rodríguez Mayo
Hay un puñado de profesores en el centro que consideramos que sería muy bueno disponer de un aula para alumnos “castigados” durante los recreos. La dirección y la jefatura de estudios se han comprometido a dirigir un proceso de reflexión y discusión acerca de su virtualidad y en torno a la compleja organización que ésto requeriría.
En una enseñanza en la que los problemas de disciplina no tienen suficiente contrapeso “penal”, es decir, que los elementos de presión capaces de convencer al alumno de la necesidad de cambiar su comportamiento faltan o son muy escasos, resulta normal que todo acabe en palabras, en un intento vano de convencer al infractor, en el que se echan de menos instrumentos de castigo como el que proponemos poner en marcha. Para convencer hacen falta algunas veces medios no argumentales como éste que, además, podrían servir para enseñar a respetar una estricta norma de silencio. El silencio y el trabajo, lo mismo que para los cartujos, sería la penitencia que conduciría, si se respetase, a la redención de la pena, mientras que, si no se respetase, debería conllevar la acumulación de nuevas sanciones. Para ello habría que dotar a este aula de una especial protección en el Reglamento de Régimen Interno e imbuir a los profesores implicados en su vigilancia de una especial atención al cumplimiento de las normas que lleve aparejadas.
En resumen, según mi parecer, si se consiguiera que este nuevo espacio en los recreos asumiera el papel de hacer visible el purgatorio que conduce, bien hacia el cielo de la responsabilidad y del respeto o bien hacia el infierno del castigo merecido y estricto, el aula podría ser muy útil. Veremos.

lunes, 18 de marzo de 2013

Oposiciones

Carlos Rodríguez Mayo
Se habla ahora de que en la Comunidad de Madrid quieren cambiar las reglas del juego de las oposiciones al cuerpo de maestros, porque la mayor parte de los presentados no sabe por qué provincias pasa el río Duero y comete abundantes faltas de ortografía. Los sindicatos, que son los responsables de la transformación del antiguo sistema de acceso, que se basaba en los principios constitucionales del mérito y la capacidad, ya han puesto el grito en el cielo. Con ello se descubre su doble juego, porque los sindicatos siempre defienden al trabajador frente al interés de los parados, aunque en su propaganda digan lo contrario. Gracias a ellos se ha hecho prácticamente imposible sacar una plaza sin ser antes interino. En este sentido, son muchos los compañeros implicados a su pesar en recientes tribunales que han expresado en voz baja su malestar por tener que dejar en el paro a candidatos excelentes, mientras profesores menos preparados o competentes, después de realizar exámenes muy deficientes, sacaban su plaza. 
Ahora, el gobierno de Madrid pretende que sólo se puedan acumular los puntos de la antigüedad como interinos a los examinandos que aprueben el examen, y a mi me parece bien. Me parece una medida necesaria y equilibrada. Y es que hay que pensar primero en los alumnos y hay que seguir el principio constitucional del mérito y capacidad. Sin embargo, el argumento sindical tampoco se debe olvidar. También la experiencia es importante. En resumen, lo mismo que digo siempre. Diálogo y consenso.  

jueves, 14 de marzo de 2013

Excelencia

Carlos Rodríguez Mayo
La Consejería de Educación habla ahora de "Excelencia". Bueno es que se hable de eso, porque con nosotros hay profesores extraordinarios que pasan desapercibidos, incluso para sus alumnos. Mis mejores profesores los he descubierto con el tiempo, gracias a la importancia de lo que me enseñaron. Para los alumnos actuales pasa algo parecido. Difícilmente son capaces de valorar a la persona que tienen delante. Tampoco a los compañeros nos resulta fácil saber quién es quién, de manera que hay una tendencia natural a que fragüe la idea de que todos somos iguales. Sin embargo, lo sabemos, la vida no es así. Cada uno es cada uno. Lo mismo que no hay un alumno igual a otro, los profesores somos especies diferenciadas con historias, competencias y quehaceres distintos.
Gonzalo, por ejemplo, un profesor que se ha pasado la vida dando clases a los alumnos de Camargo, es uno de los profesores más sabios que existen en muchas leguas a la redonda. En Botánica no hay en Cantabria quien tenga un curriculum mejor ni quien manifieste una tendencia más intensa hacia el contacto directo con el medio para el conocimiento exhaustivo de la ecología de las plantas. Él, además, es un amigo excelente y una persona común, alguien que nos enseña que el saber no produce personas distantes y sí personas mejores, más humanas y más abiertas. Su saber podría haber servido para mucho más que para lo que le ha utilizado el Instituto, porque el sistema no sabe juntar el hambre con las ganas de comer, porque el sistema es demasiado rígido. Él es un eminente profesor desaprovechado por esta Enseñanza Media de nuestros pecados que ha visto degradarse año tras año la densidad de los programas y su nivel de exigencia y de saber. Él podría ser también el mejor candidato de nuestro centro a la "Excelencia" que ahora pregona la Consejería. ¿Lo proponemos? 

lunes, 11 de marzo de 2013

Por una evaluación seria del bilingüismo

Carlos Rodríguez Mayo
El gobierno regional, a través de su presidente, se ha hecho eco de un proyecto de remuneración especial para profesores que impartan en inglés su materia, en función de los resultados que obtengan sus alumnos, para no provocar, dicen, injusticias comparativas. 
Después de pensarlo largamente he llegado a la conclusión de que establecer comparaciones entre los distintos profesores en función de los resultados de sus alumnos es una pretensión casi imposible, dada la variedad de los niveles de estos y dado que su medición implica graves problemas (porque habría que evaluar tanto la materia impartida en inglés como el dominio del idioma extranjero), además de que lo evaluado podría verse influenciado por múltiples condicionantes que no sólo dependen del profesor. Sin embargo, también he de decir que dicha pretensión incluye algo positivo: la necesaria evaluación del bilingüismo que o bien no se ha hecho o bien se oculta por motivos inconfesables. 
Cuando Mario Bedera salía de su cargo de Director General del Ministerio de Educación del pasado gobierno del PSOE, dejó caer la especie de que nuestro bilingüismo no funcionaba (Diario Montañés. 1-III-2011). Desde entonces nada ha variado, salvo que cada vez se destinan menos recursos a la enseñanza con lo que resulta imposible que el asunto haya mejorado. Por lo tanto, apostar por mantener el rumbo de nuestros PPLE es continuar en la línea demagógica del gobierno anterior, que vendió como un avance su bilingüismo hasta el final, aunque, repito, si se pretende premiar a los profesores cuyos alumnos progresen más, tendremos por fin algo que vengo solicitando desde hace muchos años: Una evaluación seria de nuestro bilingüismo. Contando con ella podremos valorar mejor los efectos catastróficos que genera una enseñanza en inglés en alumnos que no saben este idioma y en las asignaturas que prescinden o racionan el uso del castellano, así nos enteraremos de la discriminación que se produce entre alumnos y profesores de grupos bilingües y no bilingües, y así llegaremos a la conclusión de que existe otro bilingüismo posible, con profesores de inglés o profesores nativos en horario de tarde para alumnos voluntarios, en el que se podría gastar todo el dinero que se estimase pertinente y que no produciría ningún efecto negativo. 
Por lo tanto, una vez más debo repetir que insistir en este mal biligüismo es dejar que la enseñanza española se deslice por el desagüe hacia las alcantarillas del subdesarrollo. Hay que oponerse a que gobernantes sin ilustración que no saben de lo que hablan ni lo que proponen sigan llevándonos al desastre. Hay que decirles que, antes de dar los pasos que imaginan, evalúen de verdad el sistema para ver cómo los alumnos bilingües no aprenden más inglés (comparensé, por ejemplo, los resultados de inglés en selectividad de los centros bilingües con los no bilingües) y cómo tienden a empeorar los resultados en Lengua Española y en las asignaturas que se imparten en un idioma extranjero.
A mi modo de ver, empeñarse en gastar más para hacer que todo empeore es lo que ahora se propone. Algunos de los que tenemos experiencia en centros bilingües y no tenemos intereses creados en ello sabemos lo que pasa y lo hemos dicho. Yo lo sigo diciendo. Me niego a que los alumnos intenten aprender más inglés a costa de saber menos Historia o menos Ciencias Naturales. No tiremos el dinero ni nos empeñemos en tirar por la borda lo poco que ahora tenemos. Cambiemos de bilingüismo.