miércoles, 12 de septiembre de 2012

La disciplina, un problema colectivo

Carlos Rodríguez Mayo
Se cuenta que en nuestro instituto hubo una vez un inspector que decubrió una clase en la que un profesor sufría la grave indisciplina de sus alumnos, a quienes no era capaz de controlar. La reacción de la experimentada autoridad educativa no consistió en abroncar al profesor con problemas y sí en la reunión de los cargos directivos a los que se echó en cara su inhibición y la falta de un apoyo necesario para resolver la cuestión. La moraleja de esta historia insiste en que los problemas individuales de disciplina no son sólo problemas individuales, porque son, también y sobre todo, problemas colectivos.
Los problemas de disciplina se concentran en determinados tipos de clases (con mucha frecuencia en los grupos no bilingües con especial proporción de repetidores) y en algunos profesores. En mayor o menor grado todos sufrimos de ellos para conseguir dirigir nuestras clases, como es nuestra obligación, pero algunos los sufrimos (me incluyo) de forma más intensa. El sistema se rompe siempre por el lado más débil, y nuestra responsabilidad es reforzar esas debilidades para que el sistema resista. A mi modo de ver, tolerar el desafío de las normas no es la solución al problema. Todo lo contrario. La norma debe de respetarse a toda costa. La norma es común, por eso es responsabilidad de todos coordinar el procedimiento disciplinario que intente impedir o cambiar los comportamientos negativos. Para ello se debe de hablar, especialmente entre las autoridades y los profesores de los grupos más conflictivos. Hay que saber qué es lo que se puede hacer para no tener que tolerar que un alumno no traiga libros, lápiz o cuadernos a clase, o se levante o coma o hable sin pedir permiso, o cuáles son los límites de una vestimenta indecorosa... Tambien se podría plantear el posible recurso a la intervención de los profesores de guardia en un aula para alumnos expulsados en la que se imponga un trabajo obligatorio que redime, si se cumple, o que incrementa la sanción, si no se cumple, y discutir sobre los castigos en los recreos y sobre la necesaria intervención de los jefes de estudios y de la dirección. Otro tema sería el de los problemas disciplinarios en las actividades extraescolares de varios días de duración, para poder impedir que por las noches no se duerma en las habitaciones y para que al día siguiente la gente esté en condiciones de atender a los objetivos de cada excursión.
No hacerlo sería dejar de abordar los problemas reales más importantes que tenemos, y abundar en la falsa propaganda de que todo marcha bien, a pesar de que el sistema se sigue degradando.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario