viernes, 14 de diciembre de 2012

Los exámenes extraordinarios en Septiembre

Carlos Rodríguez Mayo
Después de casi año y medio de gobierno, el Consejero de Educación de Cantabria ha llegado a la conclusión de que es mejor poner los exámenes extraordinarios en septiembre, como siempre.
Los socialistas, haciendo gala de un desprecio olímpico por los efectos de sus decisiones, cambiaron estos exámenes al mes de Junio, provocando un enorme problema a los profesores y a los alumnos en la segunda semana de Junio. En los años de aplicación de este esperpéntico experimento que permitía aprobar en dos semanas las asignaturas que se habían suspendido en un proceso de evaluación continua durante todo el curso, los profesores se quejaron de la enorme contradicción que ello suponía. Pocos sacaron, sin embargo, la cuestión al patio público, ¿para qué buscarse problemas? Algunos aceptaron como bueno el argumento falaz de que todo se hacía en beneficio de los alumnos pobres que no podían pagarse una academia en los meses de verano, y el asunto siguió hasta hoy sin resolverse.
Siendo tan fácil de entender el grueso error que suponía el mantenimiento de los exámenes extraordinarios en Junio y el apoyo mayoritario que tendría devolverlos a septiembre, no se entiende la tardanza en decidir de un Consejero que no fue lento en conceder un concierto al Torrevelo. ¿A qué esperaba? ¿Por qué no lo hizo antes? ¿Por qué ahora, casi mediado el curso? No sabemos. Lo importante, sin embargo, es que por fin se termina con una de las más gruesas vergüenzas de nuestro sistema, porque ya no será necesario caer en contadicciones como la de que es obligatoria la asistencia a clase durante todo el calendario lectivo, aunque los que en Junio, después de la evaluación ordinaria, ya tengan tengan aprobadas todas las asignaturas... Ejem... Me da la tos...

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