Este viernes, es decir, ayer, nos han dado las fotos de la orla de segundo de bachiller. Para repartirlas, nos han avisado a tercera hora de que en el recreo no debíamos salir de la clase. Así que nos las han entregado y entonces hemos visto que en algunas había un fallo a la hora de vincular la foto al nombre, que algunos tenían el nombre de otro y otros tenían el apellido mal escrito. Además, algunas habían sido pasadas por photoshop.
Las fotos a pocos les han disgustado. Unos decían que el photoshop les habia eliminado imperfecciones, tales como espinillas, granos, etc. Otros decían que hubieran preferido que no se les hubiese retocado, porque les habían modificado la cara. Una chica, por ejemplo, decía que le habían arreglado una parte de la cara, pero que le habían dejado esa parte diferente a la otra. A mí el uso del photoshop no me disgusta, pero creo que una orla es para recordar a tus compañeros tal como son. Supongo que, cuando pasen los años y veas tu foto de la orla, te gustará verte tal y como eras, apreciar lo que has cambiado y reírte de los granos que tenías o de lo grande que eran tus ojeras por la falta de sueño. Las orlas siempre reciben photoshop, ¿y esto porqué? ¿Acaso todos tenemos que ser perfectos? Pues para mí no, cada uno es de una forma. A veces nuestras imperfecciones son el signo de que somos diferentes y especiales. Por esto, quiero decir que creo que en la orla todos habríamos salido bien sin recurrir al photoshop, que la orla será siempre un buen recuerdo, pero que, quizás, las cosas naturales son las que más nos podrían transmitir, las que más nos podrían acercar al sentir de cómo fue este duro año, cuando el tiempo pase y queramos recordar.
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