martes, 20 de abril de 2010

El nuevo ring

Marta Sarabia Maza
El día en el que sonó por primera vez la sirena nueva todo el mundo estaba sorprendido. En un primer momento se pensó que aquel sonido podría ser temporal, pero a medida que las clases avanzaban nos fuimos dando cuenta de que aquello sería permanente.
“La sirena ésta no se oye”, fue la frase más repetida del día, y era cierto, pues para percibir este había que estar muy atento. Los problemas surgieron pronto. El primero fue el de que muchos alumnos no pudieran coger el autobús, como consecuencia de que su salida siguió produciéndose a su hora normal y no en el horario establecido por la nueva sirena, y es que, además de un nuevo tono, ésta lleva incorporada un nuevo horario cumplido a rajatabla y sin fallar medio segundo.
Otro de los problemas es el de que es un sonido bastante desagradable, sobre todo si lo comparamos con el anterior, al que ya estábamos acostumbrados. He de decir que la sirena actual no se oye por todo el instituto y menos todavía en el patio. Hay partes por donde la señal es completamente nula. Creo que estar pendiente de la hora no es un gran castigo, pero no es agradable mirar al reloj cada cinco minutos para que no se te pase la hora. Además, fue muy comentada la semejanza de esta sirena con la de los casos de emergencia, lo que podía dar lugar a desconcierto tanto entre alumnos y como entre profesores.
Me gustaría proponer que se volviera a utilizar el timbre de antes o bien que se volviera al antiguo sonido, aunque las características del nuevo timbre automático tal vez lo impidan. Además, creo que no debería haber problemas en subir el volumen en las zonas donde no suena o suena poco y bajarlo allí donde suena demasiado.

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