domingo, 10 de junio de 2012

Lenguaje no sexista

Carlos Rodríguez Mayo
Dura ya demasiado la moda de hablar y de escribir el masculino, seguido del femenino, o a la inversa, cuando uno se refiere a conjuntos de personas, para demostrar que hoy en día no se habla como la gente hablaba antes, como hablaron nuestros padres y nuestros abuelos, porque entonces la cultura era sexista, y nosotros somos mejores, diferentes.
Los que así piensan son muchos. Están en los sindicatos y en los partidos de izquierda y entre los nacionalistas. También hay algunos modernos en la derecha que utilizan este lenguaje al que llaman no sexista. Se diría que al hablar en público el que quiere ser guay, moderno o de izquierdas se empeña en hablar así y que el que no lo hace resulta que es un carca o un viejo. Y en efecto cada vez son más los compañeros que utilizan estas formas en sus parlamentos y escritos.
Nada tengo contra ellos y contra su forma de hablar, pero sí que tengo claro que clasismo y sectarismo son la misma enfermedad, aunque en diferente trinchera, que el idioma es un acuerdo general y nunca una imposición, que el principio de economía en el lenguaje impide que la generalización de esta forma de hablar no sexista sea un objetivo posible, y que utilizarlo resulta farragoso y formalmente incorrecto. Por eso yo siempre he evitado que aparezca en este blog una muestra de esta moda y por eso tengo que justificar la excepción, que confirma la regla, como ajena a mi voluntad.
Queda en el aire, sin embargo, una pregunta que los profesores de lengua deberían contestar claramente. Si aceptamos que es correcto el lenguaje de nuestros padres y también el no sexista, ¿por qué no aceptar también que haber se escribe sin h?

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