sábado, 8 de junio de 2013

Violencia en la Complutense

Carlos Rodríguez Mayo
Me cuentan que era el 22 de abril de 2013 y que en el Campus de Somosaguas corrían las cucarachas por el suelo después de la larga huelga de la limpieza. Una parte de los profesores y otra de los estudiantes se había solidarizado con los huelguistas o bien había cedido en su derecho para no tener que soportar el mal olor y la apariencia tercermundista de las facultades. En una de ellas, en Ciencias Políticas, M.I.C. realizaba un examen de Derecho Internacional a sus alumnos, cuando un piquete de alborotadores entró en su clase. El docente, al parecer, intentó convencer a los intrusos de que debería respetarse el derecho de los alumnos a acabar su examen sin interferencias externas, pero uno de ellos no se atuvo a razones. Dicen que, preso de la agitación del momento, el violento agarró a M.I.C. por el cuello y le propinó unas cuantas bárbaras patadas en unos segundos densos que ninguno de los presentes pudo evitar, a pesar de que, más tarde, denunciaran los hechos ante el decano.
Al día siguiente, la noticia aparecía en "La Razón", que contaba lo sucedido de forma escueta, sin dar detalles, en un artículo firmado por E. Sicilia... ¿Y después? Nada más, silencio... Al fin y al cabo, ¿qué importancia tiene para un país como éste un pequeño detalle violento? ¿Qué más da que se golpee a un profesor por cumplir con su deber? ¿Qué más da que se pisoteen los derechos de los alumnos a realizar un examen cuya fecha se ha acordado previamente para que sea la fecha de todos, después de haber sido aprobada como la más conveniente por la mayoría? ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?      

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