lunes, 21 de noviembre de 2011

Después de las elecciones

Carlos Rodríguez Mayo
He esperado a que pasasen las elecciones para valorar, a toro pasado, los proyectos educativos del ganador. 
Rajoy y el Partido Popular proponen dos cuestiones relevantes sobre las que ya me he manifestado. Como Rajoy, yo también soy partidario de apoyar y premiar el esfuerzo de los alumnos y de reforzar la autoridad del profesorado. Se supone, por lo tanto, que la marcha atrás comenzada por el Partido Socialista, al reconocer los itinerarios en la Ley de Economía Sostenible, será continuada ahora por los populares. De manera que, poco a poco el mensaje de la LOGSE se irá disolviendo para hacer brotar el criterio de la responsabilidad individual del alumno en su propio aprendizaje y para recuperar un cierto poder disciplinario en el profesorado y en los centros. Esperemos que la sociedad, incluyendo al profesorado y a sus sindicatos, apoye estos planteamientos para parar por fin la larga cuesta abajo de nuestro sistema de enseñanza. 
Será necesario promulgar una nueva ley que deje atrás el papel mojado de la evaluación por competencias y que devuelva a las pruebas extraordinarias al mes de septiembre. Habrá que evaluar el sistema con una reválida al acabar la ESO, por ejemplo, y sería muy importante aumentar el bachillerato en un curso. Habría que evaluar el bilingüismo para aprender de la inutilidad de los programas improvisados. Se deberían unificar los curriculum de la ESO y del bachillerato de toda España, que se han desajustado gravemente, dificultando la movilidad interregional de los alumnos. Muchas asignaturas optativas y algunas obligatorias deberían desaparecer, para devolver a las asignaturas humanísticas el papel preponderante que antaño tuvieron. Habría que desarrollar también la metodología activa ligada al uso de medios informáticos y actuar siempre con criterios de ahorro, conscientes del sacrificio que supone para los contribuyentes cualquier gasto público.
En estas escasas líneas improvisadas se podría resumir mi mejor programa de futuro. Un programa firmemente arraigado en lo mejor de nuestro pasado. Allí brillan todavía la Institución Libre de Enseñanza y el Cuerpo de Catedráticos, o los antiguos Centros de Profesores, por ejemplo, que realizaron labores muy meritorias, de las que deberíamos sentirnos legítimamente orgullosos. Seguir la senda de lo que de positivo han aportado sería para mi el mejor camino. Además, se debería  luchar contra la idea de que en la escuela cabe todo. Los deportes, la religión, el tráfico, los programas ciudadanos, la mayor parte de las excursiones y otras cosas, se deberían programar en horario de tarde y con carácter absolutamente voluntario. De esta forma se recuperaría la antigua trascendencia de la clase, ese rito diario en el que se aprende a ser junto a los otros. Dotemos a la clase de saber y disciplina. Sólo así conseguiremos mejorar y dejar la cola de Pisa.             

2 comentarios:

  1. No estoy de acuerdo con parte de lo que dices, ya que poner otro curso más de bachillerato retrasaría en un año la llegada de los alumnos a la universidad o a los módulos de grado superior... Yo pienso que sería excesivo... y en mi opinión con la secundaria y dos cursos de bachillerato, se reciben los conocimientos suficientes para efrentarte a una selectividad, módulo o lo que se quiera hacer en un futuro. En cuanto al gobierno que saga de las elecciones pienso que van a recortar muchas becas y que no van a favorecer a los universitarios.

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  2. Lo normal en Europa es un bachillerato de tres años. Es bueno que así sea.
    También lo es el que haya becas. Cuantas más mejor. La igualdad de oportunidades lo exige.

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