La muerte en Roma de un alumno español en viaje de estudios procedente del Instituto "Alonso Berruguete" de Palencia y las condiciones en que se produjo, de noche y después de un botellón y de haber sido perseguido por la policía, vuelve a plantear, con enorme dramatismo, el contenido de mis comentados artículos anteriores, referidos a los peligros de las actividades extraescolares.
Ante ejemplos tan lamentables como éste se puede mirar hacia otro lado, decir que nuestros alumnos no tendrán jamás estos problemas y fiarnos de nuestra buena suerte, o bien asumir que algunos viajes con duración superior a un día son campos de cultivo de comportamientos inapropiados, porque se han ido transformando con el paso de los años en un rito de iniciación al mundo adulto, lo que conlleva el trasnoche y la iniciación a la bebida para la transgresión.
Ante ejemplos tan lamentables como éste se puede mirar hacia otro lado, decir que nuestros alumnos no tendrán jamás estos problemas y fiarnos de nuestra buena suerte, o bien asumir que algunos viajes con duración superior a un día son campos de cultivo de comportamientos inapropiados, porque se han ido transformando con el paso de los años en un rito de iniciación al mundo adulto, lo que conlleva el trasnoche y la iniciación a la bebida para la transgresión.
Aunque se podría argumentar que hace mucho que yo ya no practico de profesor responsable de actividades extraescolares y que por lo tanto ya no sé de lo que hablo, yo soy de los que creo que nuestros alumnos no son diferentes a los de los otros centros, y que lo sucedido con el alumno palentino podría habernos sucedido a nosotros. Y digo también que es necesario valorar en su justa medida la importancia del fenómeno, porque un centro educativo no es una agencia de viajes que no se hace responsable de lo que hagan sus turistas.
Espero que Fernando no interprete nuevamente mis palabras como un ataque personal, porque no es ésta mi intención. Tan sólo recabo atención para un problema general que exige una respuesta general que involucre a profesores y a padres para evitar que nuestros alumnos sean sometidos demasiado pronto a los elevados riesgos de su precoz libertad. Por lo tanto, hablemos de ello francamente y no matemos al mensajero.
Al respeto de lo sucedido, os puedo decir que yo también estuve en Italia pero ahí las cosas son mucho mas diferentes de aquí, el alumno y sus compañeros se habrían pensado que es como aquí puedes hacer botellón en cualquier sitio porque aquí en los últimos años eso sucedía se dejaba hacer botellón en muchos sitios, aunque las cosas estén cambiando.
ResponderEliminarLo que si que me pregunto es porque los compañeros del dicho alumno no han salido corriendo como el, también la policía puede que tenga culpa de lo sucedido, aunque es muy trágico hubiese sido mucho peor si fallecían mas alumnos o todos los que estaban de botellón.
Que en los viajes de más de una día se cometen este tipo de actos es cierto, pero la realidad es que no es culpa de los viajes extraescolares de los centros, sino que esto ocurre semanalmente todos los viernes y sábados, cuando los jóvenes beben hasta que no pueden más.
ResponderEliminarLas acciones de los jóvenes son problemas de la sociedad que son difíciles de cambiar.
Para mi, logicamente el principal culpable de lo ocurrido es él. Pero creo tambien que los profesores tendrian que tener mas ojo en estas ocasiones, por que son ellos los encargados de los alumnos durante un periodo de días y tienen que controlar todos sus movimientos.. Si los alumnos estaban haciendo algo ilegal es porque los profesores no les estaban controlando.
ResponderEliminarEspero que despues de este accidente, se tenga mas cuidado en todas las excursiones, no solo de nuestro centro, si no de todos.
Lo que suceda a los alumnos en una excursión es responsabilidad del Centro. Esa idea obliga a que todos nos comportemos bien y a que nadie se sienta libre para hacer lo que quiera. Es evidente que en casos como este las responsabilidades son múltiples. Esto es así porque el comportamiento de los alumnos depende del nivel de disciplina al que son sometidos. Si el alumno sabe que no pasa nada si desobedece, desobedecerá más las indicaciones del profesor. Si no hay control ni voluntad de ejercerlo por las noches, a pesar de que se sabe que una parte de los alumnos pretende no dormir por la noche o hacer botellón, el centro asume ese descontrol, porque no se puede traspasar "toda" la responsabilidad al incumplimiento de la norma por el alumno, que suele ser menor de edad.
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