lunes, 24 de octubre de 2011

La Prueba Diagnóstico: ¿Un desastre?

Carlos Rodríguez Mayo
El año pasado, la Prueba Diagnóstico se aplicó a las cuatro competencias siguientes: Social y Ciudadana, Lengua Inglesa, Lengua Castellana y Matemáticas. Sus resultados acaban de salir y son malos para nuestro centro. Resumiendo, diré que, en las cuatro, las notas obtenidas por nuestros alumnos son peores que las de la media de Cantabria, y que sólo los dos grupos bilingües (A y B) consiguen, y solamente una vez (en inglés), superar por muy poco a la citada media regional.
El año pasado se despachó el asunto matando al mensajero, es decir, criticando a la Prueba Diagnóstico y poniendo en duda su capacidad para ofrecer datos relevantes. Ante el fácil respaldo que ofrece este comportamiento, cuando pintan bastos, habría que reconocer que estas pruebas deberían ser capaces de enseñarnos si las cosas van bien en un instituto o en un departamento y de orientarnos sobre lo que pasa. El problema surge cuando las pruebas denotan fenómenos que se contradicen con nuestra experiencia diaria, como el caso de que los grupos no bilingües (Cy D) saquen mejores resultados en la competencia social y ciudadana que los bilingües (A y B). El asunto es tan inexplicable que esa misma problemática me condujo a un error que ahora pretendo corregir (después de estar colgado todo un día en este blog) al afirmar que podría ser el uso del inglés, como idioma vehicular de las Ciencias Sociales, el responsable de los malos resultados de los bilingües. Afortunadamente, hoy, día 25 de Octubre, en el Claustro de profesores vespertino, se me ha aclarado que, en contra de lo que presuponía, los alumnos de sociales han recibido los dos cursos en castellano, de manera que ha quedado demostrado que mi hipótesis partía de un presupuesto equivocado.
En todo caso ahí va un resumen de los resultados:
Sólo me atrevo ahora a subrayar los malos resultados en Lengua Española, al tiempo que pongo una interrogación al conjunto, ante mi incapacidad para dar una explicación razonable a todo esto. Francamente, después de ver el comportamiento de muchos alumnos que cerraban el cuaderno sin intentar resolver los problemas, cuando yo los estuve vigilando, después de ver la presión que ejercen por modificar la duración del examen, y ante la escasa calidad y cantidad de la información recibida (desconozco hasta el contenido de las preguntas de la competencia social y ciudadana), prefiero no pronunciarme. Los datos parecen alarmantes, pero las condiciones de la evaluación tienen tan pocas garantías que nadie sabe hasta qué punto expresan problemas reales. 

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