sábado, 9 de abril de 2011

Infidelidades

Carlos Rodríguez Mayo
Mis alumnos, mis amigos y mis compañeros se soprenden cuando escriben aquí y yo les llevo la contraria. Con su mirada me acusan, porque ataco sus puntos de vista o porque defiendo a los que suponían que eran enemigos comunes. ¿Como es posible? Traidor, me dicen... Y yo les digo que es normal, que no siempre coinciden los amigos en la misma opinión, que los bandos son a veces circunstanciales, pues las fronteras del pensamiento son difusas, que no siempre se equivocan los contrarios, sino que nos equivocamos nosotros (como me demostró en una reciente intervención el representante de los alumnos, Javier Bilbao, en el último Consejo Escolar), y que a veces aquellos a quienes criticamos aceptan en parte nuestros puntos de vista, como ha sucedido con la dirección, que ayer  hizo público, como yo le había pedido, un horario semanal en la sala de profesores. Con esto quiero decir que en esta revista no tenemos amo ni señor, ni una línea editorial marcada por una ideología, ni ánimo revanchista. No somos enemigos de nadie, aunque se nos tenga por tales. Mis alumnos y yo somos humanos y somos libres. Aquí solamente rendimos pleitesía a la verdad, a la realidad contemplada desde nuestra óptica limitada y a un concepto de democracia no sectario. Con nuestro saber y nuestra experiencia, a veces nos equivocamos, pero muchas otras acertamos. Nuestra ambición es enterarnos de lo que pasa y contárselo bien claro. Así les ayudamos a saber qué ha sucedido. Escúchennos. Hágannos caso. Y si encuentran un ratillo, ¿por qué no nos envían un artículo? (Enviadlo como un comentario, incluyendo título, nombre y apellidos... Tras una somera revisión ortográfica y sintáctica, aparecerá publicado al día siguiente. Lo garantizo).

7 comentarios:

  1. Carlos, una de las cosas que más me gustan de tu forma de dar clase es eso, "llevar la contraria". La verdad es que no es llevar la contraria, tú te posicionas en el otro extremo para que reflexionemos sobre ese tema y saquemos claras conclusiones. Aunque hay que decir, que si uno no está de acuerdo con una cosa, lo más conveniente es decirlo (como tú haces) y si es preciso llevar la contraria con argumentaciones, ya que si se piensa diferente y no se dice, puede acarrear futuros problemas.

    Carlos, tú que tanto defiendes la libertad de expersión, no veo razones para que te acusen por decir lo que dices. A mí, en ocasiones me parece bien o mal lo que dices, pero no puedo negar que te sobra valentía para decirlo aquí (en el blog) o delante de tus compañeros.

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  2. Muchas gracias, Kevin. Te lo agradezco de verdad.
    En efecto, defiendo la libertad de expresión y defiendo la democracia, intentando enseñar a mis alumnos que siempre hay otra opinión, que no sólo hay que respetar o tolerar, también hay que entender e intentar superar las divergencias con la síntesis, el consenso. Esa es la verdadera democracia. No la imposición del que tiene el poder. El frente populismo de media España contra otra media. Eso no es bueno.
    Me llegan noticias de ti, desde el IES González Linares. Espero que te vaya bien.

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  3. No creo que defiendas tanto la libertad de expresión. Se de gente que ha enviado comentarios que no han sido publicados por apoyar opiniones diferentes a la tuya. La libertad de expresión no necesita de moderadores.

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  4. Discrepo ligeramente con tu planteamiento de la libertad de expresión. Hace poco escribí un comentario que no fue aceptado y no entiendo por qué, ya que en él no faltaba el respeto a nadie, solo mostraba una visión bastante alejada de la opinión de la creadora del artículo. No veo necesario en un blog como este que los artículos deban ser aprobados por moderadorxs.

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  5. Señor Anónimo. La libertad de expresión tiene límites, como todas las libertades. Por ejemplo el derecho al honor. Tu no tienes derecho a insultar o a mentir o a escandalizar... El que no des la cara con un nombre indica algo...
    Tu anonimato te permite, por ejemplo, decir mentiras como que aquí no se ha publicado a alguien por emitir opiniones diferentes a las mías. No es así, y el que se te publique a ti, es un signo de ello. Te reto a que me enseñes un sólo mensaje escrito y firmado con nombre y apellidos que no haya sido publicado.
    En cuanto a tí, que mientes usando del anonimato, porque internet te lo permite, te diré que tienes todo el derecho a discrepar y que seguiré publicando tus textos, si me parecen interesantes u oportunos para el blog (no porque esté o no de acuerdo contigo), pero sabe también que tu anonimato no te da ningún derecho. Por el contrario. Así que seguiré moderando los comentarios y te seguiré publicando, pero sólo si a mi modo de ver, interesa o puede interesar a la gente. No dejaré que puedas volcar aquí todas tus mentiras anónimas. Ya te dije. Si quieres escribir aquí, es muy, muy fácil. PON TU NOMBRE. Asume la responsabilidad. Sé un hombre. Da la cara.

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  6. Está bien. Me gustaría aclarar que lo puse como Anónimo porque no me gusta poner mi nombre en cualquier lugar y que yo solo he escrito el segundo comentario ("discrepo ligeramente..."). Hay un artículo en este blog que habla de las incoherencias del radicalismo feminista argumentando que al igual que hay un día de la mujer debería haber un día del hombre, o no haber ninguno de los dos, en el que yo comenté explicando punto por punto las numerosas falacias existentes en dicho artículo (la mayoría de ellas debidas a la falta de información). Ese comentario fue enviado y no fue publicado. Posteriormente escribí otro en el que solo mencioné un par de aspectos que si fue aceptado.
    También he de decir, que hablé de ese artículo con la persona que lo había escrito y la dije que le había comentado. Esto creo, que deja claro que mi intención al no poner mi nombre en este blog no es para esconderme o mentir en el anonimato. YA HE PUESTO MI NOMBRE. En todo momento asumo y he asumido la responsabilidad de mis opiniones.
    Cuando vi que mi comentario no había sido publicado, no supe por qué, pero ahora, viendo ese "sé un hombre", voy haciéndome una idea del motivo... Me gustaría destacar lo rídicula que sonaría esa frase si en vez de haber escrito yo ese comentario, lo hubiese escrito una mujer.

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  7. Me alegro, Adrián, de poder poner rostro e identidad a alguno de los anónimos que nos leen y nos comentan. No tengo nada contra vosotros, salvo esa idea de impunidad que se deduce de tu escrito.
    Creo que está todo claro. Lo repito. Mi compromiso es el de publicar todo aquello que llegue firmado con nombres y apellidos verificables, porque eso supone que hay alguien que carga con la responsabilidad de lo que se dice.
    El que escribe con seudónimo o el anónimo será publicado sólo si yo lo considero oportuno, en función del interés de la comunicación y de su calidad literaria y ortográfica.
    No recuerdo el caso que señalas, pero no niego que haya podido suceder, si el mensaje no tenía nombre y apellidos, o si yo encontré algo insultante en las ideas o los términos enviados, o si simplemente me pareció inconveniente, porque no tengo NINGUNA obligación de satisfacer a los cobardes anónimos. De manera que, si esto satisface tu curiosidad y conviene a tu idea de la honestidad, te agradecería que matizases esa sugerencia difamatoria de que aquí hay censura y así hagas honor a la veracidad de un compromiso como el que yo he suscrito al comenzar este blog y al final de este artículo. Un compromiso, por cierto, que va mucho más allá del que existe en cualquier medio periodístico español de nuestro tiempo.
    Quiero decir, Adrián, que lo que dices no me basta. No me basta con que des tu nombre. A mi parecer, el honor del blog se resiente de tus palabras. De manera que, para ser justos, yo te pediría que fueras un poco más allá. Tú no eres inocente. No te disculpes diciendo que tu nombre en cualquier lugar... Este no es cualquier lugar y estabas atacando a alguien, que sí que había puesto su nombre. Estabas jugando con ventaja. Comprende que defender, como tu haces, los derechos del anonimato es contribuir a la destrucción del derecho al honor de las personas y que eso no es moralmente defendible. Por cierto, este sería un asunto interesante para hacer un artículo: ¿Por qué no lo intentas?

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