domingo, 29 de mayo de 2011

Otra vez, la última semana

Carlos Rodríguez Mayo
El 17 de junio del año pasado, publicaba en este blog un artículo que titulaba: “la última semana”, en el que criticaba el mal que supone la irracional decisión de todas las autonomías gobernadas por el PSOE de realizar los exámenes extraordinarios, pensados para el mes de septiembre, durante el mes de junio. Una decisión tan equivocada como ésta ha producido durante años efectos muy negativos. Intentaré explicarlos de forma clara y objetiva:
1º-Durante esta última semana es obligatoria la asistencia de todos los alumnos a clase, también de los aprobados, pero estos ya han sido evaluados en la evaluación ordinaria final, previa a la extraordinaria. De manera que, para estos, esa última semana queda fuera de su evaluación. Es decir, que, aunque el alumno no haya recibido aún sus notas, sabe que no se va a examinar de lo que a partir de ese momento explique el profesor y que su comportamiento ya no influye en su nota, porque ya ha sido evaluado.
2º-Según la teoría, la prioridad durante esta semana la tienen los alumnos evaluados negativamente en la tercera evaluación, aquellos a los que se concede la posibilidad de realizar una nueva, tan sólo una semana después (y no tres meses después). Sin embargo, el profesor se pregunta: Si en las cuarenta semanas anteriores no se ha conseguido llevar al alumno a alcanzar las competencias y los contenidos mínimos programados, ¿qué nuevas circunstancias se pueden sumar por parte del alumno, tan sólo una semana después para justificar que se cambie la evaluación de todo el curso?
A mi modo de ver, resultan evidentes las consecuencias negativas del planteamiento irracional de esta última semana. La principal es la de la comprensible abundancia de faltas de asistencia no justificadas, lo que exhibe de forma impúdica la alarmante insuficiencia del sistema disciplinario de los centros, que acaban el curso mirando para otro lado, es decir, haciendo caso omiso de la norma que hace obligatoria la asistencia de los alumnos al horario lectivo. De este modo, esta última semana se convierte en un caos descontrolado en el que se exhibe el fracaso del sistema, antes de las vacaciones de verano.
Esperamos de la nueva Consejería de Educación, que la mayoría del Partido Popular está a punto de constituir, que tome la decisión de volver a trasladar la Evaluación Extraordinaria al territorio temporal para el que fue creada, es decir, el mes de septiembre. Una solución alternativa sería la de suprimir esta evaluación, a la vista de su inutilidad, puesto que la inmensa mayor parte de los alumnos no recupera sus materias y, puesto que una parte significativa de los aprobados en ella se consiguen sin mejora en el saber y la competencia del alumno, por una indeseable flexibilización en los criterios de evaluación de los profesores.
Ambas posibles soluciones se han planteado de forma múltiple durante los últimos años, sin que la Consejera socialista hiciese el más mínimo movimiento en la buena dirección.

2 comentarios:

  1. Yo también tengo un sueño... y ese sueño es que los diferentes partidos políticos de mi país tomen un acuerdo sobre educación que no ofenda a la inteligencia, como estos días que van de la prueba ordinaria a la extraordinaria. Teresa Negro

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  2. Es verdad, Teresa. Pero muchos han callado porque era el PSOE el que gobernaba y otros muchos callarán porque no se sienten obligados moralmente a criticar esta cuestión en las memorias de fin de curso, en los claustros o en este blog. Hay incluso, quien respaldando la política de los que les pagaban, cómo hizo nuestro ínclito antiguo director, de infausto recuerdo, se atrevieron a expresar publicamente el único argumento que he oído a favor de esta vulgar tropelía. El de que la prueba extraordinaria en junio se hacía para evitar el capitalismo de las academias privadas y la discriminación sobre los alumnos pobres, que no contaban con los medios suficientes para pagar la mensualidad.
    Una última cosa: Es verdad que un acuerdo entre los partidos es bueno porque el sistema necesita estabilidad para que el esfuerzo se aplique a dónde vale, al servicio educativo. Sin embargo, ten en cuenta que los partidos son muy capaces de ponerse de acuerdo en muchos asuntos que podrían producir consecuencias muy negativas, por ejemplo podrían acordar el imponer este triste bilingüismo que tenemos aquí al lado. Quiero decir con esto que pedir un acuerdo de los partidos no es suficiente. Hay que mirar a los lados y decir cómo lo ves, y discutirlo y sacar conclusiones, tanto si gobierna el PSOE como si lo hace el PP.
    Si callamos, y tú sabes que son muchos los que callan, por mucho que hablen los partidos, esto no va a mejorar.

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