miércoles, 4 de mayo de 2011

Salir del armario

Carlos Rodríguez Mayo
Si hay un tema tabú, todavía, en los institutos, éste es el de la homosexualidad. Aunque la sociedad ha evolucionado enormemente en lo relativo a la discriminación de este colectivo, aún nos queda un largo recorrido por delante. En efecto, no es raro en mis horas de guardia escuchar entre los alumnos de la ESO el término marica o maricón. Las dos palabras se suelen usar para insultar levemente a la persona que recibe el atributo, por lo que no se aplican necesariamente a homosexuales. Yo no soy partidario de estigmatizar a las palabras, sino al que las utiliza con ánimo de agredir a otro, por eso, casi siempre, utilizo la circunstancia para defender el derecho de cada cual a vivir su sexo libremente y para exigir respeto hacia los que salen del armario o todavía están adentro, al tiempo que acepto y remarco el sentido múltiple de ambos términos.
Si nos atenemos a las encuestas y estadísticas que sitúan el fenómeno en proporciones que oscilan entre 1 y 10% de los adultos, en el centro deberíamos haber tenido más de un profesor o alumno homosexual. Sin embargo, en toda mi experiencia docente (ya son más de treinta años) nunca he conocido a ninguno que lo haya asumido publicamente. Este hecho subraya la idea de que el asunto no se vive con normalidad, sino con una carga enorme de represión. 
A mi me parece que, si es verdad que los heterosexuales no padecemos de puertas adentro del instituto graves problemas de discriminación, no sucede lo mismo con los homosexuales. El sufrimiento que tienen que sentir los que perciben que realmente no se entiende ni se aprueba su opción sexual no es un problema baladí. El centro debería asumir la responsabilidad de dar la cara y defender la dignidad de estas personas a quienes se obliga a vivir su identidad sexual como algo vergonzoso. Se debería recordar, por ejemplo, que el Ministro de Educación que inauguró nuestro centro, Don Jerónimo Saavedra (el de la palmera canaria de la rotonda), salió del armario no hace mucho, o bien desarrollar en el aula actividades que tiendan a modificar comportamientos negativos, reivindicando la homosexualidad de grandes de la cultura como Lorca, Dalí, Leonardo o Almodóvar. La táctica del avestruz no minimiza ni destruye el problema. Hay mucho trabajo por delante. Manos a la obra.

5 comentarios:

  1. De la piel pa´ dentro debería decidir cada uno, decidir lo que quiere hacer con su cuerpo, con su cacas o con lo que está delante, si con ello no les hace daño a los demás.

    Y no olvidemos que esta no es sólo una cuestión referida a la homosexualidad, porque también hay a quienes les gusta, como a Antonino, uno de los personajes de Ben-Hur, "las ostras y los caracoles".

    No sé lo que pasa en este centro, pero en otros en que he estado me consta que había alumnos homosexuales, que llevaban su sexualidad con normalidad y estaban bien integrados en el grupo.

    Dejemos que cada uno encuentre la felicidad a su manera mientras no haga daño a los otros.

    ResponderEliminar
  2. Bogomilo tiene razón, en este instituto no hay homosexuales que hayan reconocido publicamente ser gey, al menos que se sepa, encambio en otros institutos suele haber un grupo minoritario que lo ha dicho abiertamente

    ResponderEliminar
  3. cada uno es libre de hacer publico lo que quiere.
    el centro no es responsable, tan solo si este alumno es acosado por ser quien y como es

    ResponderEliminar
  4. Te diré, Cristina, que la actividad sexual es algo evidentemente privado. Pero, la identidad es algo público, y una parte de tu identidad es tu sexo, que se manifiesta en tus formas y en tu nombre y en tu pelo y en la forma en que vistes. Por eso los chicos no llevan faldas y por eso se entiende que las "efusiones públicas excesivas" se deben reprimir. En el centro, sin embargo, admitimos ver a parejas hetero dándose besos, sin embargo nunca hemos visto a parejas homo haciendo lo mismo. ¿Por qué nunca sucede, si no está prohibido?

    ResponderEliminar
  5. porque es bastante complicado encontrar el amor entre las verjas del instituto y si el porcentage de alumnos homosexuales es bajo, más aún.

    ResponderEliminar