lunes, 10 de mayo de 2010

Como robots

Sandra Hoyal Rodríguez
Vivimos en una sociedad en la que la manipulación está a la orden del día, todo nos influye, hacemos algo porque lo han dicho en el programa de fulanito, nos compramos una pulsera del equilibrio porque es “beneficiosa” ¡para todo! y por supuesto porque lo lleva todo el mundo, un político creemos que es un incompetente porque lo leemos en el periódico X pero si lo leemos en el periódico Y es el mejor político de la historia del mundo, y así podríamos hacer una larga lista de cosas que nos afectan porque nos dicen que nos tiene que afectar.
El motivo de que nos comportemos así está claro, nos pasamos más de media vida pegados a la televisión, la objetividad brilla por su ausencia en los medios de comunicación y las noticias supuestamente interesantes te las cuentan como a ellos les interesa. ¿Para qué? Está claro, para vender. Hoy en día, por lo visto, la moral no sirve para mucho.
Actuamos como robots, parece que funcionamos con un mando inalámbrico que nos mueve de un lado a otro, que hace que actuemos de una determinada forma y los que lo manejan saben perfectamente cómo manipularnos. Un claro ejemplo, que nos ha hecho a todos “entrar al trapo” de la noticia, han sido los artículos que se publicaron en el Diario Montañés sobre la famosa pelea y las posteriores declaraciones del nuestro director.
Realmente ¿sólo quería informar o buscaba algo más? Creo que, visto lo visto, está bastante claro que lo que el periodista quería es que se hablase del tema. Quería ponerse una medallita o igual pretendía conseguir el premio Pulitzer.
Creo que hay que quitarle importancia. La violencia no está justificada y no pretendo justificarla, pero lo que quieren estos niños y también el periodista es que se hable del tema, es decir, como se dice en el mundo sensacionalista, sacar “carnaza”. Si nos damos cuenta, el día de la publicación del segundo artículo la noticia más visitada y más comentada era la de las declaraciones del director.
Esto es solo un ejemplo de la manipulación que sufrimos. Actuamos tal y como ellos quieren. Somos una sociedad muy influenciable y, por lo visto, bastante predecible.

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