martes, 23 de noviembre de 2010

Ahora sí, en campaña...

Carlos Rodríguez Mayo
Afortunadamente, hay profesores, como Teresa y Emilio, que me envían sus escritos y se comprometen con lo que dicen y hacen. A ambos les agradezco que den la cara y utilicen este blog que ha sido creado, sobre todo, para esto.
A mi me gustaría también comprometerme, pero ¿con qué me comprometo? ¿De qué lado me encuentro?
Leo los compromisos de Emilio y estoy de acuerdo: apruebo el que “la enseñanza sea democrática y respetuosa con los derechos, conocedora de las diferencias, y en el que la sanción sea un instrumento educativo”, pero si eso quiere decir que la actividad en clase o lo que hace una familia un fin de semana ha de aprobarse sistemáticamente por referendum de todos sus miembros, si eso quiere decir que se puede poner en duda la autoridad del profesor o de los padres sobre el comportamiento de sus alumnos e hijos para ordenarlo con arreglo a los objetivos educativos que la sutentan, si eso quiere decir que, teniendo en cuenta esas diferencias, debe ser distinta la tabla de medir los méritos y los deméritos de cada cual, entonces no estamos de acuerdo.
Sinceramente, creo que ha llegado el momento de poner los puntos sobre las íes y de buscar un equilibrio positivo. Y es que hay derechos, pero también obligaciones. Se deben tener en cuenta las diferencias, pero nunca a costa del principio de igualdad ante la ley. No me parece que el problema de nuestro instituto sea el autoritarismo de los profesores ni tampoco el mal comportamiento de los alumnos. Hay que intentar ver los problemas desde la óptica de los que saben, que son los profesionales: los profesores; y hay que saber tratarlos con justicia y transparencia. La táctica del avestruz de los políticos no resulta educativa ni eficaz. Los profesores tenemos por delante una tarea conjunta y coordinada de denuncia y de responsabilidad. Para ayudar en todo eso estaré en el Consejo Escolar, si me votan mis compañeros, para eso y para exigir que se cumplan los acuerdos de los órganos colegiados (como el Plan de Potenciación de las Lenguas Extranjeras, que ha sido ignorado este año por la dirección) y especialmente para que no se olvide nunca lo más importante: Que somos una institución educativa.

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