jueves, 5 de enero de 2012

Desertores de la tiza

Carlos Rodríguez Mayo
Ha pasado ya un trimestre del curso y las cosas siguen igual. El gobierno regional no ha movido ficha: Ha asumido el cupo negociado durante el curso pasado y mantenido el nivel salarial, como si el derroche socialista no se hubiera producido. Nosotros, en este blog, hemos denunciado este derroche que afecta de forma mucho más acentuada a los niveles altos de la administración educativa que corresponden a lo que podríamos llamar para entendernos: La zona de "Los desertores de la tiza", que al nivel de nuestros centros. En efecto, han sido muchos los que por intermediación sindical o política han promocionado más allá de la liberación en el propio sindicato, hasta la Consejería de Educación en la capital o hacia la alta inspección en Madrid. Ahora que el PP ha ganado las elecciones generales y autonómicas y que anuncia que va a empezar a gobernar, cabe esperar que todos estos desertores vuelvan a sus plazas. 
Tal vez se me acusará de insolidario pero en mi caso no habrá ni un gramo de lástima por ellos. No la habrá porque ellos utilizaron a sus centros para promocionarse personalmente (no para mejorar el servicio) y nos legaron problemas graves como el de este mal bilingüismo, el de la marginación de la Historia de España o el de la realización de los exámenes extraordinarios de septiembre en el mes de junio. Ellos dejaron que se pudriera el débil sistema disciplinario de los centros y utilizaron las llamadas competencias para imponer su poder, amenazando al profesorado. Ellos son los mayores responsables de la enorme degradación de nuestro sistema, que no enseña ni tiene instrumentos eficaces para corregir las conductas socialmente negativas.
Si el recorte empieza ahora, lo primero, lo más urgente, es que los desertores de la tiza vuelvan. Que abandonen esos puestos artificiales en los que se encuentran emboscados. Ellos disfrutan todavía de puestos de libre designación. Nada justifica su permanencia. Si el recorte no empieza por ahí, se estará empezando la casa por el tejado. Los desertores de la tiza han de hacerse visibles y asumir las funciones que en los recreos o en las aulas les señalen los directores de los centros ¿A qué se espera para hacerlo?

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