Diego Díaz Ayllón
En el año 2008, junto a mis compañeros de 3º del ESO, tuvimos el placer de que nos aceptaran la solicitud para acudir a un albergue de Zamora. Allí nos íbamos a juntar con otro centro de Cáceres. Hicimos buenas migas con ellos, y ello se vio reflejado en el buen ambiente que reinó durante nuestra estancia. Era un albergue bien organizado para que no hubiera noches moviditas. El pasillo de las chicas se mantenía separado del de los chicos por una puerta que se cerraba con llave por las noches y por lo tanto no nos podíamos juntar chicos y chicas. Para el caso daba igual, porque se liaba sólo entre chicos. Las noches eran una completa juerga, y por las mañanas la juerga pasaba factura en las actividades. En una ocasión las paredes de la habitación se vieron llenas de galletas príncipe. Otra noche los profesores nos pillaron en mitad del pasillo y nos pusieron a copiar un libro, lo peor de todo es que no aprendimos y a la noche siguiente continuamos más y mejor...
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