El Bachillerato de tres años: Una oportunidad de mejorar

Carlos Rodríguez Mayo

En efecto, se confirma la hipótesis de que la reforma educativa incluirá un Bachillerato de tres años que sustituirá al último curso de la ESO y que se elegirá a los 15 años, si no se ha repetido. Cuarto de la ESO será sólo una opción para aquel que quiera terminar sus estudios al acabar a los 16  o continuar estudiando en FP. 

Me parece un poco tarde para plantear el asunto porque el nuevo bachillerato debería replantear el curriculum de las asignaturas de la ESO y del Bachillerato para que no se produzcan lagunas y repeticiones. En Historia, por ejemplo, de dejar las cosas como están, faltaría en la ESO la Historia Contemporánea y en el Bachillerato no se estudiaría la Antigua, Media y Moderna, y se repetiría varias veces la Contemporánea. Para hacer lo proyectado, por lo tanto, habría que concretar cuanto antes los programas, pero se producirían problemas enormes en las editoriales, porque los nuevos libros de texto no se podrían improvisar en el escaso tiempo que queda disponible.

El que ésto suceda no quiere decir que me parezca mal el Bachillerato de tres años. Todo lo contrario. Los tres años son una inmejorable oportunidad para plantear la necesaria homogeneización del curriculum de todas las autonomías y para revertir la caótica política del gobierno socialista, que se inventó optativas y asignaturas de relleno para el Bachillerato, degradando su calidad. Sería el momento apropiado, por ejemplo, de recuperar las cuatro horas semanales en la Historia de España del último curso de Bachillerato, en las autonomías que padecimos su reducción, y la ocasión para plasmar en la práctica esa política de apoyo al Inglés y al Francés, a la Lengua y Literatura Española y a las Matemáticas, que se difundió en los programas electorales.
Pero ésto, o se hace ya, de inmediato, o en el curso próximo no se podrá hacer efectiva la reforma y habrá que esperar al siguiente. Todo un año después.