miércoles, 23 de febrero de 2011

Simulacros inútiles

Carlos Rodríguez Mayo
Después de muchos años de experiencia, puedo decir que nuestros simulacros son perfectamente inútiles. El problema no es el simulacro en sí, sino la forma en que se hace. A mi modo de ver, para mejorar el ejercicio sería necesario hacer tres cosas:
La primera sería entregar a todos a los profesores un resumen condensado de la actuación que se espera de ellos y de sus alumnos. Este material, más unas actividades motivadoras acerca de la importancia de ejercicios como estos, deberían de servir para una sesión de tutoría, como mínimo.
En segundo lugar pienso que se debería realizar un único desalojo al año, en una fecha sin determinar, que no debería de conocer nadie en el centro y que protección civil debería activar, después de plantearse con rigor  una problemática cada vez diferente. Yo pregunto, por ejemplo, a los señores de Protección Civil: ¿Qué probabilidad hay de que estén abiertas todas las puertas, si pasa algo? ¿Por qué no plantear que alguna puerta no se abre? ¿Qué ocurre si no funciona bien la bocina? 
En tercer lugar se tienen que evaluar los fallos y los aciertos de una manera más profunda. A los señores de Protección Civil habría que decirles que no basta con medir el tiempo y con decir que el mundo es redondo. Hay que decir quién, cuándo y de qué manera actúar, y hay que pedir responsabilidades a cada cual. Hay que señalar los problemas y hacer planes. Hay que ser eficaces y criticar seriamente aquello que va contra la seguridad de los alumnos y del personal del centro. 
Para convencernos de ello, hay que actuar de otra manera. Hay que evitar esta sosa repetición sin sentido y plantear la cuestión con seriedad. Si no se hace así, si se sigue ejercitando este lúdico simulacro que soslaya, por ejemplo, el hecho grave de que nuestras puertas están cerradas todo el día, seguiremos jugando al desalojo y seguiremos perdiendo el tiempo lastimosamente.  

1 comentario:

  1. Que recuerdos, los simulacros. Tienes toda la razón en que se convierte en una tarea monótona, ya que sabíamos que al menos una vez al trimestre iba a haberlo. Si un simulacrio se realizase sin que ningún miembro, tanto docente como no docente, del centro lo supiese, las cosas cambiarían mucho. El problema es que alguien siempre tiene un conocido en el centro, o en protección civil, que filtra de forma detallada el día y la hora exacta en la que se va a realizar el desalojo. Yo me también tomaba los simulacros a cachondeo, hasta que he llegado a un centro que tiene varios avisos de bomba al año.

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